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Con educación en braille se rehabilitan vidas; brinda IEEA primaria a ciegos

OAXACA, OAX., junio 3.- Luis está ciego desde los ochos años y durante más de diez años sus padres buscaron una solución para su vista, sin embargo, todo fue en vano. “Hasta hace un año era analfabeta, pero después de encontrar la oportunidad de aprender a leer y escribir en braille, manejar el ábaco, terminar mi primaria y ahora estudiar la secundaria, me siento con nuevo, con metas e ilusiones.”

Oriundo de Sola de Vega, de complexión delgada, estatura media, cabello negro y bien peinado, todos los sábados acude a la Biblioteca Infantil Jorge Luis Borges, que se localiza, a su vez, en la Biblioteca Infantil de Oaxaca, José López Alavés 1342, Barrio Xochimilco.

En este espacio el Instituto Estatal de Educación para Adultos (IEEA) en coordinación con la Biblioteca, brinda el servicio de enseñanza en braille y la educación primaria y secundaria para personas ciegas o con discapacidad visual.

Luis Alberto Reyes ahora es instructor del ábaco en la misma biblioteca donde enseña a jóvenes y niños todos los sábados y su vida ha cambiado para bien. “Cuando vine aquí me reintegré a la vida escolar, social y también he hecho buenos amigos. Aquí ha sido una ventana de oportunidades. Todo en conjunto ha sido maravilloso para mi vida.”

Nos cuenta que perdió la vista del ojo izquierdo a los tres años “la verdad es que no recuerdo nada de ese proceso, pero me dicen que fue debido a una catarata que se operó pero que no dio resultado.”

“El otro ojo lo perdí cuando iba en segundo de primaria. Fue producto de un golpe con una camioneta en la parte de la sien y al cabo de 3 días ya no podía ver las letras del cuaderno, mucho menos la del pizarrón, entonces me alarmé, aunque no le dije nada a mis papás por miedo.”

“Mi padres se dieron cuenta cuando ya era muy torpe para caminar y para leer me acercaba demasiado a las letras. Entonces tuve que confesarles lo que había pasado.”

“Al día siguiente nos trasladamos a la Ciudad de Oaxaca, me diagnosticaron desprendimiento de retina. Después nos fuimos a la Ciudad de México, ahí estuve internado en el hospital de la ceguera, me terminé operando cuatro meses después del accidente pero lamentablemente perdí totalmente el ojo derecho.”

Luis estuvo ocho años en la ciudad de México si avance alguno y es que mientras crecía sus papás buscaban otros remedios que resultaron infructuosos. “Mis papás intentaron inscribirme a una escuela para ciegos pero luego ya no porque había rumores de que maltrataban a los menores. Tal vez por su afán de protegerme se truncaron mis estudios.”

Sin embargo, cada año visitaba Sola de Vega en los días de la fiesta patronal y se quedaba varios días, antes de volver a la ciudad, hasta que un día decidió quedarse de manera definitiva. Fue cuando ingresó a la casa de la cultura de la población y aprendió a tocar la guitarra.

“Después quise seguir estudiando, pero fue muy difícil, ya que no encontrábamos escuela o algún lugar donde enseñaran braille pues era lo primero que debía aprender.”

La ilusión de seguir estudiando

“Supe de este lugar a raíz de escuchar en la radio, en CORTV, donde anunciaban talleres de ábaco, computación para ciegos y el sistema braille con la Lic. Esperanza. Fue entonces cuando me contacté con mi hermano que vive aquí en la ciudad de Oaxaca y con mi papá venimos. Ese mismo día comencé a estudiar.”

Su instructora, Esperanza Martínez Matus, cuenta que en sólo mes Luis aprendió el braille y luego, en tres meses se preparó para presentar su examen diagnóstico para acreditar la primaria. Menciona que cuando las personas son de escasos recursos se procura donarles el material (regleta y punzón) para que sigan practicando en casa.

Luis quiere seguir estudiando, le gustaría estudiar Psicología y además apoyar a los demás, sean invidentes o no, “si son discapacitados a que se reintegren a la sociedad.”

Algunos me dicen que soy listo, “no lo creo así, la verdad es que me esfuerzo bastante por lo que quiero, trato de esforzarme siempre antes de cualquier triunfo”, menciona.

Vienen de todos los rincones del estado

La instructora del IEEA menciona que a la Biblioteca llegan lo mismo personas de Valles Centrales, que del Istmo, la mixteca, la Cuenca del Papaloapan. El servicio es totalmente gratuito, sólo se les pide formalidad en su asistencia.

Esperanza explica que primero se enseña a las personas el sistema braille, luego el manejo del ábaco para realizar las operaciones básicas como la suma, resta, multiplicación y división. Luego entonces comenzamos con los módulos del MEVyT que, gracias al esfuerzo del INEA, desde el año pasado se encuentran en braille disponibles para primaria, y así poco a poco avanzamos.

No todos los alumnos llevan el mismo ritmo, pero ponen un empeño extraordinario para superarse. Es el caso de Florinda Martínez Rafael de 33 años, quien es de la comunidad mixe de San Pedro Jutepec, tiene debilidad visual avanzada, y al momento de llegar a la Biblioteca hablaba casi sólo su lengua materna.

Bajita de estatura pero enorme de corazón. Flor, como le gusta que le llamen, cuenta que nació con esta discapacidad y debido a eso sus papás no la enviaron a la escuela, “pero trabajaba en mi casa, hacia tortilla, traía leña, cocinaba, lavaba ropa, cuidaba a mis hermanitos”.

Ahora ya sabe leer y escribir y está terminando su primaria. Dice que le ilusiona seguir estudiando y ayudar a las demás personas que como ella se encuentran con discapacidad.

“Mi vida ha cambiado, ahora tengo amigos y puedo andar sola por las calles porque ya se leer, antes a fuerzas tenía que salir acompañada de mi hermana”, concluye.

 

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