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Albercas gubernamentales, a disposición de “El gran chapuzón”

Dos de los principales centros acuáticos del país fueron rentados para grabar en ellos un reality show. El personal de Televisa incomodó a los atletas y afectó las clases, pero eso no les importó a las autoridades que, por cierto, no han mostrado ningún comprobante de pago por ese alquiler. No es la primera vez que pasa algo así. Sin embargo los responsables deportivos –federales y delegacionales– siguen presumiendo su capacidad para conseguir recursos privados que no redundan en beneficio de la población.

MÉXICO, D.F. (Proceso).- El inicio de la trasmisión del reality show llamado El gran chapuzón, de Televisa, evidenció el uso comercial que la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y la delegación Benito Juárez le dan a las fosas de clavados de la Alberca Olímpica y del Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (Cnar). Ambas instalaciones son públicas.

La Conade alega que como no le alcanza el presupuesto, aceptó rentarle a Televisa –por 400 mil pesos– la fosa de clavados y el gimnasio seco del Cnar, a fin de que un grupo de actores, cantantes y cómicos de esa empresa entrenaran para participar en el reality show.

El delegado Jorge Romero y el director del Deporte en Benito Juárez, Rubén Aguirre, no atendieron la solicitud de entrevista hecha por este semanario.

El 16 de febrero comenzó en el canal 2 la transmisión del programa, en el cual los clavadistas Yahel Castillo y Paola Espinosa, así como Tatiana Ortiz, ya retirada, califican los saltos que realizan los empleados de Televisa.

El subdirector de Calidad para el Deporte de la Conade, Othón Díaz Valenzuela, asegura que es legal rentar la instalación deportiva pública y no tiene nada de malo allegarse recursos de esa manera. Además, arguye: gracias a ese programa la población aprende acerca de los clavados y las dificultades que atraviesan los atletas.

En entrevista, el funcionario explica que en la administración pasada –cuando Bernardo de la Garza era director de la Conade– se determinó que las instalaciones del Cnar podían rentarse para obtener recursos adicionales y con ello solventar algunos de los gastos de ese centro, creado para entrenar a atletas de alto rendimiento, si bien está abierto al público en general.

Díaz Valenzuela no exhibió el documento mediante el cual se autorizó la renta de instalaciones por parte de la Junta Directiva de la Conade (el órgano de gobierno de esta comisión, integrado por representantes de 10 dependencias, entre ellas las secretarías de Educación, de Hacienda, Salud, Desarrollo Social y Gobernación así como la Procuraduría General de la República). Sólo aseguró que mediante un acuerdo firmado en marzo de 2010 la Secretaría de Hacienda fijó las tarifas que deben cobrarse.

“Fue a propuesta de las autoridades anteriores que consideraron que había momentos en que las instalaciones no se estaban utilizando y, para tener un ingreso adicional, se podían rentar siempre y cuando no afectaran las actividades de los deportistas. Evaluamos el costo-beneficio que acarreaba tener a 20 personas (los actores de Televisa) usando la fosa y el gimnasio seco durante 16 días, en fines de semana, ocho horas por día. Por eso dimos el permiso”, asegura.

De acuerdo con las tarifas establecidas, el costo por utilizar la fosa de clavados y el gimnasio seco fue de 25 mil pesos diarios.

Othón Díaz refiere que Conade y Televisa S. A. de C. V., firmaron un convenio que comenzó el 22 de julio y concluyó el 18 de septiembre de 2013. Los fines de semana incluidos en ese lapso fueron los utilizados por la televisora. La dependencia gubernamental no cobró nada los días que la producción requirió para instalar y luego retirar sus equipos. Añade que no hicieron uso del comedor ni de los servicios médicos.

PRESUPUESTO ESQUIVO

El Cnar fue construido cuando Nelson Vargas era director de la Conade (2000-2006). Costó mil millones de pesos. Como fue concluido al final del sexenio, le tocó al sucesor de Vargas, Carlos Hermosillo, comenzar a operarlo.

Según Othón Díaz, la operación y mantenimiento del Centro le cuesta a la Conade aproximadamente 120 millones de pesos anuales, entre pagos a entrenadores, servicios de limpieza, vigilancia, lavandería y alimentación de los niños y jóvenes de distintos estados que estudian y entrenan ahí.

Pese a que en los últimos siete años la Conade recibió presupuestos históricos (este 2014 tendrá 7 mil millones de pesos), los recursos destinados al Cnar son menores a los que se necesitan para mantenerlo en óptimo estado.

“No es que los 400 mil pesos nos resuelvan las necesidades, pero no los tendríamos si no rentamos el Cnar. Queremos tener (ingresos) autogenerados para empezar a rehabilitar las instalaciones que no se encuentran en condiciones ideales, como la pista de atletismo, o comprar pacas para el tiro con arco. A diferencia de otros niveles de gobierno, donde este tipo de presupuesto se convierte en una caja chica, aquí usarlo es muy complejo porque hay que presentar un proyecto para gastarlo, que debe ser autorizado”, expresa.

Díaz precisa que el dinero pagado por Televisa aún no ha sido utilizado y está en una cuenta bancaria creada especialmente para ese tipo de ingresos. Hasta hoy, asegura, se han juntado 3.2 millones de pesos por todos los permisos para usar el Cnar.

La mayor parte de ese dinero, expone, se ha generado a partir de diciembre de 2012, cuando Jesús Mena comenzó su gestión como director de la Conade. Admite que la administración de Bernardo de la Garza dejó un poco de dinero en esa cuenta, aunque no recuerda el monto.

Proceso le solicitó pruebas de que la cuenta existe y de que Televisa depositó el dinero. El servidor público sugirió pedir esa información a través de una solicitud de transparencia.

–¿No es absurdo que la Conade tenga que rentar el Cnar? –se le inquiere.

–Se rentó con fines deportivos. En el Cnar (los empleados de Televisa) aprendieron a tirar los clavados. Fue entrenamiento. Lo que vimos en la televisión el 16 de febrero (el concurso) fue en otro lado (en la Alberca Olímpica). Debemos buscar otros mecanismos de financiamiento que no sean públicos. Si no lo hacemos no podremos crecer ni cubrir necesidades reales. Quizá deberíamos evaluar si debemos seguir rentándolo, pero no veo ningún problema en facilitar los inmuebles para cualquier proyecto deportivo.

–¿Qué tiene de deportivo que los actores de Televisa se presten a eso?

–¿Cuántas veces ha pasado que un programa de deportes fuera visto por el número de personas que vieron esto? Hay gente a la que no le gusta y le parece una farsa y hay gente que se da cuenta de lo que implica ser un clavadista y todo lo que se sufre. Al igual que los (actores) que entrenan ahí, así también los atletas de alto rendimiento quedan amoratados y sufren.

–¿Aprendemos de este deporte a través de este show?

–Por lo menos estamos acercando una actividad deportiva a la gente.

–¿No sería más formativo ver en la televisión un selectivo nacional con clavadistas de verdad?

–Eso sería excelente. Hemos intentado hacer eso (que la televisora compre los derechos de transmisión), pero es un negocio privado y, como tal, ellos establecen lo que les puede dar rating y conviene a sus intereses.

–La televisora hace un gran negocio…

–Está permitido rentar las instalaciones y no hicimos nada indebido. Además si analizas todos los eventos que se realizaban en el pasado, hemos reducido de manera sustancial (prácticamente a cero) el uso de las instalaciones para actos masivos, porque consideramos que el Cnar es para preparar atletas.

“La responsabilidad de tener niños viviendo ahí no nos permite abrir las puertas para hacer la Liga Telmex (de basquetbol, organizada por el sindicato), juegos interbancarios o campeonatos interlinces (de la Universidad del Valle de México) a los que no sólo van los deportistas sino los familiares o amigos que los acompañan. En este caso era muy poca gente, en un área donde el deterioro era cero.

“Antes no era claro cómo rentaban las instalaciones y ahora sí. No tengo la información precisa, pero cuando llegamos, muchos empleados nos informaron acerca de estos eventos que se hacían a toda hora. Por eso di aviso al órgano interno de control, para regularizar incluso algunas donaciones que se hicieron (equipos de sonido, televisiones, computadoras).”

BENEFICIO PERSONAL

En junio de 2011 Bernardo de la Garza nombró director del Cnar a Gustavo Sanciprián, un profesor de educación física dueño de la escuela de taekwondo Centros de Virtud Marcial. Él debía poner orden en esa instalación, hasta entonces administrada por Montserrat Hernández, una amiga de De la Garza sin experiencia en temas deportivos.

Pero la situación con Sanciprián empeoró.

La agencia Apro ha dado cuenta de algunas irregularidades cometidas por el funcionario: Consintió la instalación de un “laboratorio Gatorade” y adquirió de forma irregular las bebidas hidratantes para consumo de los atletas; autorizó que el personal administrativo que cobraba por honorarios consumiera alimentos en el comedor de deportistas; asimismo, sin avisar a la Conade, dio el visto bueno para que durante meses se alojaran en las instalaciones del Cnar quienes participaron en un reality show de boxeo llamado Reto de campeones, transmitido por Televisa Deportes Network.

Sanciprián utilizó las instalaciones del Cnar en su beneficio personal. Impartió clases de taekwondo, prestó las oficinas para que los integrantes de la Asociación de Taekwondo del Distrito Federal se reunieran ahí, organizó un curso de verano para integrar una selección de dicha disciplina y aceptó donativos en especie –que costaban hasta 100 mil pesos– para permitir que se grabaran comerciales de Genomma Lab, Ariel, Toyota y Sky.

Othón Díaz dice a Proceso que no tiene confirmación de que el reality de boxeo se haya realizado en el Cnar, a pesar de que durante tres meses –julio a septiembre de 2011– casi un centenar de personas, entre boxeadores y staff de televisión, durmieron, comieron, entrenaron y prácticamente vivieron en la instalación deportiva pública.

Incluso la conferencia de prensa para presentar el reality se realizó en el Cnar y fue coordinada por el personal de comunicación social de la Conade adscrito a esa instalación.

En esa ocasión, la persona que pidió alquilar el Cnar a Sanciprián fue la empresaria chilena María del Pilar Montero, de Mapi Entertainment y MapiTV. Ella terminó defraudando a los boxeadores participantes: Ofreció una bolsa de 100 mil dólares al ganador, cantidad que nunca pagó. También ofertó bonos al personal de prensa y producción que trabajó en el reality show. No los entregó.

Reto de campeones fue grabado en el pabellón de box del Cnar, a cuyas instalaciones acudían unas 500 personas cada fin de semana, cuando se realizaban los combates. En el certamen intervinieron 16 peleadores mexicanos y extranjeros.

En el caso de la Alberca Olímpica, Televisa montó un set de televisión alrededor de la fosa de clavados durante mes y medio, entre agosto y septiembre del año pasado.

Sin avisar con anticipación, Rubén Aguirre permitió que el personal de Televisa se metiera al inmueble y dejó que instalara el estudio sin importarle las afectaciones a los clavadistas y atletas de nado sincronizado.

Los usuarios –quienes ya habían pagado sus mensualidades– estuvieron recibiendo el servicio de forma irregular y las clases que perdieron nunca les fueron repuestas. Las madres de familia se quejaron de que el personal de Televisa se acostaba en las colchonetas para observar de forma lasciva a las niñas y jóvenes en traje de baño.

En agosto el diario La Jornada publicó declaraciones de Jorge Romero, delegado en Benito Juárez, en el sentido de que Televisa grabaría los programas sólo los jueves en la Alberca Olímpica. Si afectaba a los usuarios, prometió, cancelaría el contrato. Lo mantuvo, no obstante, a despecho de las quejas. Hasta hoy, además, el delegado no ha transparentado ni rendido cuentas sobre el monto que pagó Televisa por usar dicha piscina.

Romero dijo a La Jornada que el dinero abonado por Televisa se utilizará “para continuar con los trabajos de modernización de la alberca, en la que ya se renovó la fosa de clavados, se construyó un jacuzzi y se cambiaron los casilleros y sanitarios”.

Sin embargo, un recorrido de este semanario el 19 de febrero confirmó que esas remodelaciones no existen. De hecho, aunque esa piscina iba a albergar la última fecha de la Serie Mundial de Clavados 2013, la Federación Mexicana de Natación canceló en mayo el encuentro, porque durante una revisión técnica detectó que no cumplía los requisitos mínimos para albergar el certamen. Tuvieron que realizarlo en Guadalajara.

En mayo pasado el delegado dijo a este semanario que ya había comprado trampolines, tapetes antiderrapantes, azulejos para la alberca, fosa de clavados y sanitarios, así como canceles, lavabos, espejos y pintura para hacer una remodelación profunda del complejo, que tiene más de 45 años. Agregó que a más tardar en septiembre de ese año quedaría como nuevo.

Pero el estado deplorable que guarda hoy en día habla por sí solo. De hecho son los padres de familia quienes costean la participación de sus hijos en las competencias de los equipos representativos de la delegación.

La fosa ni siquiera cuenta con una bocina subacuática para que las seleccionadas de nado sincronizado puedan entrenar correctamente. Las entrenadoras tienen que meter al agua un tubo metálico que golpean con una cuchara para marcar el ritmo a las nadadoras. Desde hace más de un año la coordinadora de esta disciplina, Adriana Loftus, solicitó que se comprara la bocina –cuesta 2 mil dólares–, pero no ha tenido respuesta.

“EL GRAN CHAPUZÓN” DENIGRA LA NATACIÓN / LA NATACIÓN Y LO CHUSCO

El programa de Televisa El gran chapuzón desvirtúa la naturaleza de los clavados, asegura Kiril Todorov, presidente de la Federación Mexicana de Natación (FMN).

“Desde un inicio mi postura fue que los clavados no son un tema chusco y la gente no debe verlo como algo risible, que desvirtúe el esfuerzo y el compromiso de los clavadistas de alto rendimiento. Ese fue un hecho y siempre fue la postura de la FMN”, afirma Todorov, quien declara a Proceso que si bien colaboró para la realización del reality show, su organismo no brinda asesoría a Televisa, no firmó ningún convenio con el consorcio de Emilio Azcárraga y no cobró nada.

“(La emisión desvirtúa al deporte) sin duda alguna, en cuanto al nivel de exigencia en el plano mundial, de compromiso y de integridad física”, expresa sobre el programa que comenzó a transmitirse el 16 de febrero.

En El gran chapuzón, 15 personajes de bajo perfil de la farándula y del deporte nacional –un luchador y un exfutbolista profesional, entre ellos– disputarán durante cuatro semanas una competencia de clavados, uno de los deportes que más medallas olímpicas y mundiales ha dado a México.

Los participantes utilizan piscinas públicas para entrenar y competir (la del Cnar y la Alberca Olímpica) y son adiestrados por el medallista Carlos Girón, elevado por los concursantes al rango de “senséi”.

Desempeñando el papel de jurado aparecen los clavadistas Yahel Castillo y Paola Espinosa, así como Tatiana Ortiz García, medallista olímpica en Beijing 2008 y actual regidora en Tlalnepantla, donde enfrenta un proceso judicial por el delito de extorsión y enriquecimiento ilícito.

En la primera emisión del programa se observó que los protagonistas apenas soportan los entrenamientos y tienen muchas dificultades en plena competencia. Sus ejecuciones fueron grotescas: se golpearon y causaron moretones en cada intento. Entre luces intensas y sonidos de suspenso, el miedo y la tensión por lanzarse desde el trampolín o la plataforma eran evidentes en cada salto.

El primer capítulo del Chapuzón cerró con agradecimientos a las autoridades deportivas, entre ellas la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade); el subdirector general de Calidad para el Deporte de ese organismo, Othón Díaz, y la FMN.

Todorov explica: “La Federación Mexicana de Natación no tiene y no tuvo ninguna participación en este reality. Obviamente, en su momento tuvimos conocimiento de la participación de Paola Espinosa y Yahel Castillo –porque Tatiana ya no es afiliada de la federación–, pero no es que la FMN haya apoyado el evento en algún aspecto específico. Sé que también está Carlos Girón, quien lo hizo por su propia cuenta”.

Sin embargo, admite que la federación que lidera apoyó la producción del Chapuzón con exhibiciones de los combinados juveniles de nado sincronizado, montando “las rutinas más adaptadas al tema artístico que al técnico, y de nueva cuenta sin recibir absolutamente algún pago de ninguna índole”.

Asienta que la FMN buscó aprovechar el proyecto. “Alguna vez fui invitado a estas grabaciones (de los programas) y concedimos entrevistas con el fin de utilizar esta plataforma para difundir las actividades acuáticas de nuestra federación en un canal que todo México ve, como es la televisión abierta, pero hasta ahí nada más.

“¿Qué tan seguido ve la gente de México por televisión las disciplinas de clavados y nado sincronizado? Seamos honestos: durante todo el ciclo olímpico son contadas las veces. Además, tomando en cuenta que somos sede de los Mundiales de 2017 lo consideramos una buena oportunidad para promover la disciplina entre el público.”

Puntualiza, eso sí, que no se trata de infundir el deseo de realizar clavados chuscos o sin técnica, sino al contrario. “En su momento hicimos la invitación para que la gente sepa que los clavados también son de competencia, de alto nivel y que se acerquen a la FMN”.

–¿Televisa les pidió “prestados” a los atletas para conformar su reality? –se le pregunta en referencia a los jurados del concurso.

–Oficialmente no se les dio el aval o el visto bueno. Le soy honesto: ellos también atienden su agenda y si aceptan un compromiso no siempre nos enteramos de todo lo que hacen, que no es lo idóneo. Independientemente de si la federación les dio o no el visto bueno, los atletas ya tenían tomada una decisión y sé que no la iban a cambiar.

“Antes que nada se hizo una pregunta a cada uno de los cuerpos técnicos de esos atletas: ‘¿La autorización impacta o afecta en forma negativa el proceso de preparación de los deportistas para sus compromisos de esta temporada o las siguientes?’ Nos dieron el sustento técnico de que no perjudicaba en nada. El programa se grabó entre septiembre y octubre pasados y en lo que no tengo dudas es que no fue antes de o durante un compromiso fundamental.”

OTRA VEZ

Apenas en junio pasado se presentó una controversia por un caso similar. El clavadista Yahel Castillo (sargento del Ejército) fue obligado por la FMN y la Conade a renunciar al reality de TV Azteca Bailemos por México, para evitar una sanción del fideicomiso Compromiso Integral de México para sus Atletas (CIMA) que da becas a deportistas de primer nivel que se dediquen de tiempo completo a su disciplina.

En ese entonces Castillo renunció mediante una carta dirigida al productor del show, Juan Navarrete: “Diversos organismos han manifestado su preocupación por mi participación en este proyecto y que mi rendimiento deportivo se vea mermado, además de que no recibí autorización de estos organismos para aparecer en el mismo”.

El subdirector de Calidad para el Deporte de la Conade, Othón Díaz, amagó al atleta con un castigo si participaba en el espectáculo de TV Azteca sin el consentimiento de la Conade, la FMN e incluso del Estado Mayor Presidencial, órgano del Ejército al que Castillo está adscrito.

En contraparte, Díaz ha sido uno de los impulsores del show de Televisa.

Todorov justifica este proceder al considerar que se trata de dos momentos distintos: “En aquella ocasión la propia gente de CIMA dio una opinión negativa porque estaba muy próximo el Campeonato Mundial de Barcelona, realizado en julio pasado. En el caso del Chapuzón no existe el conflicto de que haya un tema distractor o de merma de capacidades técnicas o físicas en los atletas”.

En opinión del titular de la FMN, sólo si se tratara de un programa con evidentes faltas a la moral o contrario a lo que ordena el código de conducta del Comité Olímpico Mexicano “no se avalaría algo de esa índole”.

Televisa, en cambio, sí ha distraído a atletas de alto rendimiento a punto de que participen en competencias de gran calado. En mayo de 2012, a unos días de que comenzaran las Olimpiadas de Londres, la empresa de Azcárraga usó a los locutores Enrique Burak, Guillermo Schutz y Giselle Zarur, además de la modelo Vanessa Huppenkothen, para realizar el segmento “Los Infiltrados”, que consistió en que los trabajadores de la televisora se sumaron a los entrenamientos de los deportistas.

De esta manera Burak se integró al equipo de taekwondo, Schutz al de boxeo y Zarur al tiro con arco. Huppenkothen, por su parte, “se infiltró” entre los clavadistas entrenados por Jorge Carreón: Germán Sánchez, Iván García, Alejandra Orozco y Carolina Mendoza. Además esos atletas fungieron como jueces en varios saltos que realizó la modelo.

En El gran chapuzón –cuyo lema es “las estrellas caen del cielo”– participan Maya Karunna, José Ron, Bárbara Torres, Yurem, Gabriela Goldsmith, Tony Balardi, Dafne Molina, Rodrigo Vidal, Jorge de Silva, Rebeca Rubio, Mariana Echeverría, Violeta Isfel, Saúl El Jaguar Alarcón, el luchador El Elegido y el exfutbolista Johan Rodríguez.

El concepto del programa es británico, y se han realizado versiones en Estados Unidos, Australia y España.

 

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