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Oaxaca es cuarto lugar en agresiones a mujeres periodistas, informa CIMAC

OAXACA, OAX., octubre 25.- En su segundo “Informe sobre la violencia contra las mujeres periodistas”, presentado este fin de semana, la directora del Centro de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), Lucía Lagunes Huerta, reveló aquí que en el período 2012-2013 en el país se registraron 86 casos de agresiones contra trabajadoras de los medios de comunicación, de los cuales cuatro ocurrieron en Oaxaca.

Indicó que la cifra de periodistas violentadas es una muestra de que el Estado Mexicano aún está en deuda con la libertad de expresión y las periodistas, ya que demuestra una institución sin verdadera determinación para proteger a las víctimas y resarcir el daño.

Cuestionó que durante el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto la violencia contra las mujeres periodistas y las defensoras de derechos humanos aumentaran, ejerciendo contra ellas manifestaciones de acoso sexual, abusos físicos, psicológicos e institucionales.

Por su parte, Yunuhen Rangel Medina, coordinadora de redes de CIMAC, refirió que en 2013 Oaxaca fue el tercer lugar de violencia contra periodistas, registrando un 6 por ciento de la totalidad de los casos.

Atribuyó que este fenómeno obedece a que las denuncias son desinhibidas, y detalló que los casos reportados a la fecha en Oaxaca son relacionados con coberturas de periodistas a movimientos los sociales.

Acompañada de la directora defensora de derechos humanos, Jessica Sánchez Maya; de Guadalupe Blanco, directora de radios comunitarias, y de la periodista Citlallli López, reportera del periódico Noticias, Grupo Oro y corresponsal de CIMAC, informó de las crecientes agresiones a las mujeres periodistas en el país.

Rangel Medina refirió que el informe que presentan demuestra cómo las autoridades se pierden en un mar de prejuicios sexistas y burocracias aberrantes que arrancan la paciencia de cualquiera y dejan a la víctima nuevamente en la indefensión.

Precisó que la entidad más peligrosa para las mujeres para ejercer el periodismo es el Distrito Federal, al registrar el mayor número de ataques; en segundo lugar está Veracruz y tercer lugar, Morelos, en tanto que el cuarto lugar con cifras similares lo disputan Oaxaca y Puebla.

Refirió que a nivel nacional se tiene registrado que seis de cada diez periodistas violentadas colaboran en la prensa escrita, dos de cada diez en medios digitales, y una de cada diez colabora en la televisión.

De acuerdo con el informe sobre “Violencia contra las mujeres periodistas 2013”, el perfil de las periodistas agredidas es de 30 años de edad. El 54 por ciento tiene uno o tres hijos, mientras que el 23 por ciento de las investigaciones que realizaban como parte de su labor tienen que ver con el narcotráfico.

CIMAC puntualiza que el tipo de violencia se ejerce para silenciar la labor del periodista mediante ataques y golpes, además de violencia psicológica.

“Cuando se ven violentadas el mensaje del Gobierno es: te puedo golpear, amenazar e inhibir”, además de que no acceden a la justicia para inhibir la labor.

El informe refiere que octubre fue el mes que presentó el mayor índice de hechos violentos contra las periodistas, seguido de marzo y noviembre, y la mayor densidad se registró en el Distrito Federal.

Rangel Medina manifestó que aún hay violencia física al presentarse cuatro de cada diez en el 2012 y 2013, con golpes en distintas modalidades; lo mismo se ha presentado el acoso sexual en distintas modalidades y en la cobertura de movimientos sociales.

Igual se da el hostigamiento de los jefes hacia las mujeres periodistas, aunque no es denunciado por la carga social que pesa sobre las comunicadoras.

Y la violencia institucional es otra de las graves formas de agresión contra las comunicadoras, al no garantizarse las medidas de seguridad para ejercer la profesión y, por otro lado, la acción traducida en que siete de cada diez casos son perpetrados por funcionarios públicos.

Rangel Medina cuestionó que en algunos casos no exista el respaldo de las empresas, cuando las periodistas son agredidas o señaladas por sus propios compañeros hombres.

 

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