+ Efraín usa su negocio de cómputo para incentivar a jóvenes y adultos a cursar la educación básica.
OAXACA, OAX., abril 12.- En la parte alta de la colonia Santa Anita, perteneciente a la agencia de San Juan Chapultepec en Oaxaca de Juárez, hay una casa rodeada con malla de alambre y en la entrada principal lo primero que salta a la vista es una diminuta construcción de madera que funge como un “ciber” (renta de equipo de cómputo conectado a Internet) y círculo de estudio.
Hace un par de años, Efraín Ezequiel Chantel Román invirtió sus ahorros para comprar cinco equipos de cómputo y acondicionó un espacio de su casa para poner un negocio de renta de computadoras, ya que en la zona no se ofrecía este servicio. En pláticas con los jóvenes que acudían principalmente a revisar sus redes sociales se dio cuenta que muchos de ellos habían desertado de la escuela formal y por su escasa preparación académica y corta edad se les dificultaba obtener empleo.
Al ver la necesidad de brindar espacios de integración se incorporó como asesor de alfabetización, primaria y secundaria en el Instituto Estatal de Educación para Adultos e integró su grupo de estudios, actualmente son 38 los que cursan algún nivel educativo.
En poco tiempo, el lugar del que Efraín inicialmente pensaba obtener alguna ganancia económica, se convirtió en el punto de encuentro para personas mayores de 15 años que buscan concluir la educación básica, ya sea para continuar con sus estudios de nivel medio superior o encontrar un empleo. El tiempo y recursos, en este caso el préstamo de sus equipos de cómputo, por los que no les cobra a sus educandos, para él son parte de la labor social.
“Una de las razones por las que decidí ser asesor es porque observo las circunstancias difíciles en que viven las familias, lo que limita las oportunidades y espacios de crecimiento; todos tenemos que brindar las facilidades para construir una mejor sociedad”, apuntó.
“Quizá cada uno de nosotros no podemos dar dinero o cosas en especie, sino aportar lo poco que sabemos, nuestro tiempo para aprender junto con los muchachos, escucharlos y ponernos en su lugar, sobre las cosas que les preocupa y motiva. Los resultados son grandiosos como el de Nubia, Sulemi, Uriel y los demás chavos que han encontrado en el estudio una esperanza de desarrollo”, continuó.
Para aprovechar el espacio y la atención de los estudiantes, el asesor educativo divide el grupo en dos al momento de impartir sus clases, utilizando dos pizarrones, uno para primaria y el otro para secundaria; los de nivel avanzado apoyan a sus compañeros.
Para las clases de inglés y computación trabajan en parejas, para reforzar la conversación y optimizar los equipos en los que todos practican los avances en la materia.
Efraín relata que para motivar a jóvenes y adultos a retomar o iniciar sus estudios básicos, primero tuvo que ganarse su confianza y hacerles ver que la vida siempre da oportunidades y hay que aprovecharlas, porque ellos son el presente y futuro de Oaxaca.
Expresó que las razones principales por las que los niños y jóvenes, de los asentamientos cercanos a la ribera del río Atoyac, no están en los planteles educativos es por falta de recursos económicos, el integrarse desde muy temprana edad a las actividades laborales o porque no hay una cultura del estudio.
Nubia Cruz Gómez y Sulemi Santiago Juárez acuden a la casa de Efraín los días miércoles, sábados y domingos por la tarde: las dos trabajan en una cocina económica desde las 8:00 hasta las 22:00 horas, esperan concluir su educación básica para encontrar un empleo mejor remunerado.
Nubia tiene 15 años de edad y cursa la primaria debido a que desde muy pequeña salió de su pueblo, Santo Domingo Yanhuitlán, al lado de su familia, en la búsqueda de oportunidades laborales en la ciudad de Oaxaca. Llegó al Círculo de Estudio sin saber leer ni escribir, ahora ya puede diferenciar las palabras, separarlas, escribir y leer mejor.
Explicó que con las clases que recibe ha mejorado la gramática y forma de hablar al establecer una conversación, lo que la hace sentirse más segura de sí misma. También al hacer compras se da cuenta si le dieron bien o mal el cambio.
“Antes se me hacía difícil atender a las personas que llegaban a comprar comida; cuando fui a pedir trabajo me dijeron los patrones que aprendiera a leer y escribir. Ahora puedo anotar lo que me piden y cobrar, hasta estoy aprendiendo a usar la computadora, quiero continuar hasta ser psicóloga”, declaró emocionada.
Sulemi, cursa la secundaria a sus 17 años de edad. Comenzó a trabajar para ayudar en la casa y se está preparando porque quiere encontrar un empleo de cajera, el que le negaron por falta de estudios básicos y no saber usar la computadora.
