CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 11 (EFE).- Con una candidata indígena elegida en una consulta popular, el llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) busca hacer historia en las elecciones a la Presidencia de México de 2018 con su primera incursión directa en unos comicios en sus 22 años de existencia y marcando el inicio de un nuevo ciclo.
Si bien los zapatistas -que elegirán a la candidata junto con el Congreso Nacional Indígena (CNI) a fin de año- no buscarán directamente “el poder”, esta acción es mucho “más que simbólica”, dijo en entrevista a Efe el activista y antropólogo Gaspar Morquecho.
“La participación de esta mujer con todos los derechos y obligaciones puede significar que busquen su registro electoral, y para eso necesitan recoger 820.000 firmas. Eso significa un trabajo de movilización a nivel nacional, o por lo menos en 17 entidades federativas (estados)”, destacó este experto afín al zapatismo.
De esta manera, continuó, el EZLN podrá conocer el apoyo de la ciudadanía a esta propuesta y situar el movimiento de nuevo “en la agenda nacional”.
“Ello va a provocar que todos los partidos coloquen en un buen lugar las demandas de los pueblos indígenas de este país”, subrayó.
El pasado octubre, el EZLN junto con el Congreso Nacional Indígena (CNI) anunció que en el Quinto CNI se llevarían a cabo consultas en todos los pueblos a fin de nombrar “un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena” que será la candidata presidencial en dos años.
El CNI se encuentra ya consultando “en barrios, tribus, naciones y pueblos originario de todo México” y a finales de diciembre tendrá lugar una nueva reunión general en San Cristóbal de las Casas, en el suroriental estado de Chiapas.
“En esas mesas, o antes si así lo dispone el CNI, se darán a conocer los resultados de la consulta”, indicó el escrito.
“No tengo idea de si van a proponer a una indígena zapatista o si el CNI será quién proponga” la candidata, subrayó en declaraciones a Efe el profesor investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Gilberto López y Rivas, cercano al movimiento.
De concretarse esta decisión, sería la primera vez desde su conformación en 1994 que los zapatistas se presentan a unas elecciones de forma directa, con candidato propio.
Varios especialistas han interpretado este hecho como un acercamiento al sistema político y democrático vigente.
No obstante, Morquecho recordó que EZLN apoyó en 1994 al candidato izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas, si bien al final se rompió la relación.
Además, los zapatistas firmaron con el Gobierno mexicano en 1996 los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena, y en 2001 celebraron la Marcha del Color de la Tierra para reivindicar que se cumplieran dichos acuerdos.
Pero con la candidata presidencial esperan ganar una enorme visibilidad para “plantear los grandes problemas” del país, apuntó López y Rivas.
En un escrito titulado “Que retiemble en sus centros la tierra” (parafraseando el himno mexicano) publicado este octubre, el grupo aseguró que su “lucha no es por el poder”.
“No lo buscamos; sino que llamaremos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos para detener esta destrucción”. indica.
A continuación apela a una “dignidad rebelde” para construir “una nueva nación” que fortalezca el “poder de abajo” fundamentado en una izquierda anticapitalista.
El 1 de enero de 1994 el EZLN se alzó en armas en el estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala, para luchar contra la marginación de las comunidades indígenas de esa empobrecida región.
Los combates duraron unos días pero dejaron un saldo de 300 muertos, hasta el alto el fuego unilateral decretado por el entonces presidente mexicano, Carlos Salinas.
Dos años después los acuerdos de San Andrés sirvieron de base para redactar una reforma constitucional que el presidente Ernesto Zedillo (1994-2000) rechazó.
En 2001, ya con Vicente Fox (2000-2006) en el poder, se aprobó una ley de derechos y cultura indígena, pero el EZLN la consideró insuficiente y se declaró en rebeldía.
En 2014, el líder de los zapatistas, el subcomandante Marcos, anunció que dejaba de ser el portavoz del movimiento y que desde ese día se identificaba con el sobrenombre de “Galeano”, un compañero asesinado.
En febrero pasado, un juzgado mexicano sobreseyó una causa por motín y terrorismo, entre otros delitos, en favor de Marcos y 12 personas más, por prescripción de la acción penal.
Los zapatistas gobiernan con un alto grado de autonomía en medio centenar de municipios de Chiapas.
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