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Teresa Gil

El mes de la Patria en sus avatares y su devenir creativo

Libros de ayer y hoy

Fue un reto el inicio de clases pero en algo se cumplió. Las posiciones de padres y de los maestros y escuelas, estuvieron divididas, pero en mucho se vio de nuevo la presencia y la alegría de los niños, como un anuncio de que la vida puede llegar a acomodarse, y a ser de nuevo normal.

El mes de la patria tiene características especificas sobre la educación, quizá porque es en el que suelen iniciar las clases. Y tiene fechas oscuras, tristes, relacionadas con la educación y  la juventud que está estudiando.

Los niños héroes en grado de cadetes, murieron el 13 de septiembre de 1847 y los 43 de Ayotzinapa desaparecieron el 26 de ese mes en 2014. En unas semanas, hará siete años.

Hay fechas signadas para la educación que son importantes: el 22 de septiembre de  1910, se inauguró nuestra gran casa de estudios, la UNAM; el 29 de ese mes de 1921, fue creada la SEP por Álvaro Obregón.

Todavía en el siglo pasado,  el 11 de septiembre se dio vida en 1971  al antiguo Consejo Nacional para el Fomento Educativo (Conafe) y en el 26 del mes en 1973, se lanzaron los Colegios de Bachilleres que vinieron  a competir con los CCH y más tarde con las escuelas, los IEMS de educación media, que creó Andrés Manuel López Obrador.

Y como corolario fundamental de estas fechas presentadas en desorden, pero siempre del mismo mes, fue creado el 8 de septiembre de 1967 por la UNESCO, el Día Internacional de la Alfabetización, que se aplicó en México.

Actualmente de acuerdo a ese organismo, nuestro país tiene 95.38 por ciento de alfabetizados. El censo 2020 coincide y la cifra de analfabetas que se da es de 4 millones 456 mil 431. Un asunto que falta resolver.

Varios septiembres arroparon el proyecto socialista de Cárdenas

Desde fines de 1933, con un septiembre entre ellos, Lázaro Ćárdenas presentó su proyecto de gobierno en el que se vislumbra un cambio constitucional sobre la educación en México, para adecuarlo a los grandes retos que marcó la Revolución.

Tal como ha sucedido a lo largo de los tiempos con ese material tan sensible que es el educativo, hubo grandes manifestaciones en contra, sobre todo de la derecha, grupos de cristeros y conservadores que defendían la educación religiosa.

Los proyectos educativos de Cárdenas se centraron en el laicismo y  la educación social. La educación sexual fue incluida, tema este último que repelen como parte del estado, los grupos conservadores actuales.

Los proyectos eran impresionantes a nivel social, los que fueron bajando de tono un poco para unificar criterios y no provocar rompimientos como los de la anterior Cristiada.

La unificación en tormo al cardenismo se vio en el apoyo popular de la Expropiación Petrolera. Los programas educativos eran muy amplios y enmarcaban todos los sectores con posturas específicas y quedaron signados en la enseñanza social, justicia popular,  en una propiedad colectiva y en un enfoque educativo que tuviera como centro el desarrollo pleno del ser humano.

Los tiempos posteriores fueron transformando aquel plan, aunque la herencia a favor siempre se expresa, sobre todo en el proceder humano.

Esto se ha visto en esta etapa de la pandemia, en la que se ha mostrado la solidaridad de maestros y padres de familia para afrontar un problema inédito con los métodos disponibles, para  que se pudiera sacar adelante el tema fundamental de la educación.

Visión estudiantil en la verdad sospechosa de Ruiz de Alarcón

Septiembre, un mes pródigo, permitió el día 29 de 1934, la inauguración del Palacio de  Bellas Artes, con una obra de gran aliento mundial: La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón.

Considerada la obra cumbre del gran dramaturgo de origen español que vivió en México, se desarrolla en parte en la Universidad de Salamanca. Para los biógrafos del dramaturgo, había la intención de relacionar al personaje central de la obra Don García, con el estudiantado ligero y en cierto sentido muy dado a los inventos.

Don García era un joven mentiroso y es arquetipo de las especies como Anaya que van por el mundo fingiendo lo que no son.

Pero se trataba de un joven talentoso cuyas aventuras causaban humor y convertían sus acciones en comedia de equivocaciones, solo porque el muchacho estaba enamorado perdidamente de una joven rica.

Juan Ruiz de Alarcón, cuyo recuerdo y nombre se utiliza en uno de los premios principales de autores literarios en México, regresó a España para enfrentar casi siempre a nivel de  versos y diretes a los autores de la época. Pero dejó una estela en México con sus obras, que es parte del acerbo nacional creado por él, en nuestro país. 


Teresa de Jesús Gil Gálvez

Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.

Colaboradora desde enero de 2017.

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