Una de las causas por la que los priistas suelen cometer muchas barbaridades en detrimento del pueblo, radica en la falta de memoria de éste último. Es por eso que muchas situaciones, por más ofensivas que hayan sido para la ciudadanía, suelen repetirse sin el menor recato.

Y es que para algunos priistas, los mexicanos somos tan nobles (aunque ellos en corto utilizan otra palabra) que todo se nos olvida y todo perdonamos, por lo que aquéllos agravios y/o promesas que ya nos hicieron una vez, suelen volverlas a hacer sin la menor pena. Sólo por eso es necesario que “hagamos memoria”.

La verdad no se necesita tener un cerebro de historiador para ello. Es suficiente con recordar el pasado inmediato para comprender cómo somos engañados, pero además cómo somos burlados por esos politiquillos que haciendo de la mentira un arte, hoy ante el escándalo en el que se encuentran involucrados, pretender curarse en salud y apostarle a esa falta de memoria del pueblo mexicano.

Así pues, recordemos que apenas el año pasado en todo el país se tuvieron elecciones para elegir a quienes “supuestamente” habrían de representarnos en la Cámara de Diputados.

Como ya es por todos conocido, en los 300 distritos federales electorales –de los cuáles 11 pertenecen a Oaxaca– en plena epidemia de la Influenza H1N1, esos candidatos iniciaron con sus promesas de campaña.

Y como lo que buscaban era precisamente el obtener la simpatía y la confianza ciudadana, la mayoría de ellos recurrieron a esa memoria corta, para volver a ofertarles lo mismo que siempre juran cumplir: seguridad, empleo, agua en las colonias, transparencia y rendición de cuentas, leyes justas; y lo que fue el eje principal de su discurso: si votan por mí, les garantizo que no habrá mayores impuestos. Ahí en la hemeroteca están las versiones de lo que aquí expongo.

Sin duda, si algo irrita al ciudadano contribuyente, aunque también al que no; es precisamente el que tenga que pagar cada vez mayores impuestos.

Más cuando les resulta evidente la falta de transparencia en la aplicación de esos recursos y el gran nivel de corrupción que existe entre quienes tienen acceso al control y manejo de esos dineros.

Para decirlo sencillo, el pueblo tan sólo al escuchar que le impondrán mayores impuestos o que les impondrán nuevas obligaciones, de inmediato produce bilis. Eso lo saben los politiquillos y más en campaña, de ahí su ofrecimiento siempre recurrente de que “yooo les prometooo que no votaré por mayores impuestos”.

Este ofrecimiento lo escuchamos los oaxaqueños durante los meses de mayo, junio y julio del año pasado; o sea hace apenas diez meses.

De ahí que el pasado 5 de julio, bajo un nivel de abstencionismo preocupante; a su vez producto de la falta de credibilidad hacia los polítiquillos y hacia los partidos que los respaldan, se obtuviera “carro completo” a favor de los candidatos del tricolor.

Su festejo fue tan espectacular que hasta llegaron a considerar el territorio oaxaqueño como de su propiedad. La soberbia que tanto les caracteriza, incluso los llevó a proyectar escenarios que sólo estaban en sus mentes pequeñitas, a grado tal, que tuvo que venir el propio Carlos Salinas de Gortari a poner orden entre sus ovejas.

Habrá de recordar que fue precisamente en un encuentro entre Salinas de Gortari y Ruiz Ortiz, donde se definió el futuro de uno de los “aspirinas”, el que por cierto fue al que más trabajo le costó aceptar su realidad.

Trascendió que Carlos Salinas venía en calidad de operador cercanísimo a Enrique Peña Nieto, y que aparte de lo anteriormente señalado, le pidió a Ulises Ruíz apoyar a Pancho Rojas como Presidente del Congreso, a cambio de apoyarlo como el probable coordinador de campaña del mexiquense.

Aún cuando hubo resistencia, se aceptaron los acuerdos; o si no, pregúntele a quien por cinco largos años pensó que sería el bueno.

Los diputados oaxaqueños rindieron la protesta de Ley y de inmediato se toparon con que había que analizar y aprobar la ley de ingresos, cuya propuesta presidencial consideraba aumentar el IVA al 17 %, así como gravar medicinas y alimentos.

A la par, para esas fechas, aquí en Oaxaca ya se tenían los primeros avances para ir en una Gran Coalición. Experto es cuestiones electorales, Ruiz Ortiz de inmediato dimensionó los efectos de una posible alianza entre 4 partidos, por lo que urgentemente buscó a Peña Nieto y a Fidel Herrera a fin de pedirles que pararan tal posibilidad, argumentando para ello, que se pondrían en riesgo el triunfo priista para el 2012.

Basta con revisar los diarios nacionales para ubicar quiénes “extrañamente” se convirtieron de repente en los principales promotores del aumento al IVA, bajo el argumento de que sus estados Veracruz, de México y Oaxaca recibirían mayores recursos: Herrera Beltrán, Peña Nieto y Ruiz Ortiz; lo que incluso los llevó a confrontarse con Manlio Fabio Beltrones, quien se oponía a faltar a su promesa de campaña y aludía a los costos políticos de su aprobación.

Lo que no se sabía, como se sabe ahora; es que Peña Nieto había negociado que a cambio de que el Acción Nacional no aprobara las alianzas entre partidos opositores, él operaría con la ayuda de los gobernadores ya mencionados y con el de su partido para aprobar los 2 puntos adicionales al IVA.

Y es que maestros en materia electoral los gobernadores proyectaban anticipadamente un triunfo de la oposición si se cristalizaba tal propósito.

Cuestión de preguntarse, cuánto implicaría en pesos esa aprobación, para tener con claridad lo que vale sostenerse en el poder; sin importar que seamos los ciudadanos los que paguemos ese costo tan alto, tanto monetario, como democrático.

El convenio que ya para ese entonces, en lo oscurito y a espaldas del pueblo se había firmado, consideraba el 2% y no el 1% de incremento al IVA; vino la votación en el Congreso y por más que Ruiz Ortiz cabildeaba para autorizar el 2%, sus esfuerzos no dieron para más, y ¡sopas! que los priistas incumplen el convenio con las consecuencias y el escándalo que hoy todos presenciamos, pero que con toda intención quieren responsabilizar al dirigente del blanquiazul, cuando los verdaderos autores intelectuales son otros.

Por eso es bueno “hacer memoria” y conocer exactamente lo que está de por medio.

Si alguien logra sacar las cuentas de cuántos miles de millones hubieran representado la aprobación del 2 por ciento en IVA y cómo le hubiera perjudicado al noble pueblo mexicano, estará ante la posibilidad de saber lo que cuesta en pesos el impedir que una coalición ganadora a todas luces se hubiera alcanzado. Así se las gastan esos politiquillos.

(*) Presidente del C.D.E. del Partido Convergencia en el Estado de Oaxaca.