Las aulas se convierten en su segundo hogar, los alumnos en sus hijos y sus enseñanzas en sus mejores amigos. Los maestros forman generaciones, individuos, actitudes y son personas que transcienden y dejan huella en sus alumnos. Tienen una enorme responsabilidad porque instruyen a seres humanos que habrán de enfrentar la vida y salir adelante.

Los maestros y maestras tienen un don muy especial, que les permite no solamente transmitir información, sino formar conocimientos, despertar los sentidos de sus alumnos y desarrollar su inteligencia y espíritu.

Forman individuos, ciudadanos y seres humanos, porque el papel que desempeñan no se queda solo en la transmisión de información sino en el desarrollo de habilidades para la vida, valores, actitudes, hábitos y conductas además nos enseñan a relacionarnos con los demás.

Son también promotores sociales, porque en muchas comunidades no solo trabajan en las escuelas, sino que ayudan en muchas otras acciones y luchan contra la ignorancia.

De ellos depende que los alumnos no solamente adquieran los conocimientos básicos para poder pasar un examen, sino también y en coordinación con los padres y madres, ayudan a establecer las bases para que aprendan a vivir plenamente, en armonía y con responsabilidad.

Para la profesora María de los Ángeles Vilma Gómez Sigüenza, quien recientemente recibió la medalla “Ignacio Manuel Altamirano” por 40 años de servicio ininterrumpido al servicio de la educación de Oaxaca, explicó que sus inicios fueron en el Rancho La Luz, Ixtlán de Juárez en donde tenía que caminar 18 horas, para llegar a esa comunidad.

Pero no solamente se concretaba en impartir clases a sus alumnos, sino también en ser gestora de servicios públicos que requieran la localidad, como agua, luz y la apertura de carreteras.

“Cuando tenía que ir a la ciudad de Oaxaca, llevamos con nosotros, las solicitudes, demandas y peticiones de los habitantes y sus autoridades y nos uníamos al sentir social de ellos”, precisó.

Posteriormente fue trasladada a otras comunidades y regiones, Matías Romero, Ejutla y los Valles Centrales, las cuales no menos importantes en atención y cuidado.

Combinar su profesión con la de ser madre de familia, no fue nada fácil, en ocasiones tenía que dejar esposo e hijos, para atender a sus alumnos que la esperaban gustosos y con quienes permanecían con ellos por varios días.

En el marco de la celebración del Día del Maestro, la profesora Gómez Sigüenza recibió el reconocimiento por sus años de servicios, en donde recordó con satisfacción los años que ha depositado en la enseñanza de los niños oaxaqueños, “me da gusto encontrarme a quienes fueron mis alumnos y saber que son padres de familia, profesionistas o comerciantes, me saludan con cariño y gran respeto”.

Actualmente es directora de una escuela primaria de esta ciudad y continua con su labor docente al servicio de la educación de Oaxaca.