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Crónica del último Grito entre fieles y mujeres de trajes entalladísimos

Y ahí estaban, el reducido grupo de incondicionales, los fieles, los que tuvieron el pago a sus favores, los perpetuos funcionarios, los eternos besamanos y las esposas de éstos en trajes regionales entalladísimos, de diseñador, manifestados en diminutas faldas y pronunciados escotes.

El gobernador Ulises Ruiz Ortiz, con sonrisa tatuada en el rostro, se abrió paso sin problema entre la cargada flaca, caminó unos pasos sobre la calle de Bustamante hacia la entrada lateral del antiguo palacio de gobierno y fue atajado por los reporteros.

–Señor, es el último grito que usted va a protagonizar, ¿cuál es su sentir?

–“Es mi último grito como Gobernador porque vamos a vivir muchos gritos más –replicó con su agudo sentido del humor, aunque nadie le rió el chiste–, pero como gobernador, en mi periodo de seis años, este es el sexto año, es el sexto grito; para eso me eligieron, para un periodo de seis años que estamos cumpliéndolo; faltan dos meses y medio para culminar”, completó con una precisión de sobra.

Y la lluvia de preguntas siguió.

–Señor, que si el presupuesto, que si el proceso de transición, que si la reivindicación social en el contexto de la Independencia de México, que si es momento de pedir disculpas por los errores de gobierno, que qué pasó con las declaraciones de Murat, con la desaparición de las candidaturas comunes, la candidatura de Moreira a la presidencia del PRI, qué con las aspiraciones a ser el primer priista de México.

Con sus dones de arquero político, el Mandatario estatal frenó cada uno de los lanzamientos para no entrar en mayores polémicas:

–El presupuesto lo trabajaremos con los diputados priistas en el Congreso federal; la transición será conforme a la ley; la transformación es permanente; seguiremos con orgullo participando en la historia del país; estamos satisfechos con lo avanzado; reconocemos nuestros errores y corregimos el rumbo cuando no es correcto; el 14 de junio es un asunto ya superado; mis manos están limpias; Moreira es un buen cuadro; vamos a ver que avance el proceso y veremos…

Atrás de él, funcionarios de gobierno, empresarios beneficiados con su administración –Héctor Gómez Núñez y Fredy Alcántara Carrillo, entre otros– y hasta guaruras montaban guardia de honor para la entrada triunfal del Mandatario estatal, luego de haber librado la amenaza de boicot a El Grito del Bicentenario, lanzada por antorchistas, comerciantes ambulantes, appos, triquis, ahorradores defraudados y conexos.

Apacible, Ruiz Ortiz terminó la entrevista y se desplazó con agilidad hacia el interior del ahora Museo del Palacio, donde más que un aire de festejo se respiraba un ambiente apesadumbrado por el desamparo priista de término de sexenio y de final de 80 años de gobierno tricolor.

Junto a la nostalgia, también el reflejo del presupuesto gastado. Mesas pequeñas para compartirla entre 21 personas.

Los invitados eran apenas lo suficientemente abundantes para simular una exitosa convocatoria, porque el 15 de septiembre de 2010, a poco más de dos meses de terminar el sexenio, el gobernador Ulises Ruiz Ortiz ya no es el más inteligente, ni el más capaz, o el más querido, tampoco el más popular entre los priistas.

Tampoco el ex candidato a gobernador del estado, Eviel Pérez Magaña, es más el candidato, el patriarca, el mejor, el simpático, el guapo.

Los mitos y motes se derrumbaron, cayeron como castillos de papel.

Entendidas las circunstancias, Ruiz Ortiz se dio tiempo para saludar de mano y beso a los y las invitadas a la ceremonia de “El Grito” en el ahora Museo del Palacio.

Mientras, en la parte alta continuaba el desfile de mujeres encopetadas, ataviadas con elegantísimos trajes de noche.

Allá pasaba el presidente sexenal del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) y eterno vividor del presupuesto gubernamental: Héctor Anuar Mafud Mafud, devorando a bocanadas uno y otro y otro cigarrillo.

Desemberrinchada de su inconformidad al seno del PRI, Claudia del Carmen Silva Fernández platicaba con su homóloga Eva Diego Cruz.

Allá también estaba Cristóbal Carmona Morales, el neopriista, “verdugo” de Ulises Ruiz Ortiz en el Congreso del Estado, el promotor del juicio político contra el Mandatario.

Ya sin las vestimentas rasgadas ante los agravios cometidos por el “represor” durante el conflicto sociopolítico del 2006 y 2007, Carmona Morales vestía de gala con motivo del momento que quizá será el último en las mieles del poder.

Entre los funcionarios agolpados en el salón principal del ex palacio esperaba la llegada del Gobernador el rector de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), Rafael Torres Valdés, quien mientras tanto se fundía en un abrazo enternecedor con Eviel Pérez Magaña, el candidato perdedor de las elecciones del 4 de julio pasado.

Por su parte, el titular del Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado (Coplade), Bulmaro Rito Salinas, se divertía bromeando y haciendo toques obscenos –mientras todos entonaban el Himno Nacional– con uno de sus tantos mentores: Genaro Vásquez Colmenares, con quien llevó itinerante el Poder Legislativo hasta la casa particular de éste.

Completaban el cuadro de espera el coordinador de los diputados priistas oaxaqueños en San Lázaro, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, quien fue reconvenido hasta en tres ocasiones con un grito de “¡H.P!” por su amigo Ulises Ruiz, además de sus homólogos Heliodoro Díaz Escárraga, quien buscaba afanoso encontrarse con Eviel Pérez Magaña, pero nunca se dio, lo mismo que la “Kid Mezcales”, Margarita Liborio Arrazola, y “La Peladita”, Sofía Castro Ríos, por aquello del enfrentamiento de arrabal sostenido en San Lázaro con el extinto legislador panista, Guillermo Zavaleta Rojas.

Uno de los más contentos era el incondicional Genaro Vásquez, el ex diputado convergente, hoy neo priista y flamante titular del Instituto Estatal de Acceso a la Información Pública.

El reloj instalado a un lado de la Catedral Metropolitana, frente al balcón central del ex palacio de gobierno, marcó ceros. Era el momento de “El Grito” del Bicentenario. Ulises Ruiz salió en medio de rechiflas de desesperación por la tardanza, a brindar su último aliento.

– ¡Viva la Independencia de México!

– ¡Viva Hidalgo!

– ¡Viva Morelos!

– ¡Viva Allende!

– ¡Viva Aldama!

– ¡Viva La Corregidora… Josefa Ortiz de Domínguez!

– ¡Vivan los Héroes que nos dieron Patria y Libertad!

– ¡Viva México!

– ¡Viva Oaxaca!

– ¡Vivan los 200 años de Independencia!

– ¡Viva México!

– ¡Viva México!

– ¡Viva México!

 

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