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Juárez rechazó a González Ortega para la sucesión de la Presidencia

MÉXICO, D.F., julio 18.- La revista Relatos e Historias en México (Editorial Raíces) de este mes dedica el artículo principal a las aportaciones de un hombre cuyas ideas liberales y militares fueron determinantes durante la Guerra de Reforma: Jesús González Ortega.

El doctor en historia Silvestre Villegas Revueltas presenta el artículo “Jesús González Ortega frente a Benito Juárez” en el que aborda de González Ortega como militante hasta su indiferencia de la vida política del país.

Jesús González Ortega nació en 1822 en Zacatecas, estado en donde se convirtió en diputado y gobernador.

Durante la Guerra de los Tres Años combatió a los conservadores en la región central de México y dio importantes victorias al ejército liberal de Silao.

Alcanzó la gloria en 1860 debido a sus triunfos con los que consiguió el éxito de los liberales y de la Constitución de 1857.

Tras llegar vencedor a la Ciudad de México fue nombrado por Benito Juárez ministro de Guerra, cargo al que renunció semanas después.

Posteriormente, nombrado por el Congreso, ocupó el puesto de presidente de la Suprema Corte en 1862. Al llegar la segunda intervención francesa, Juárez lo nombró jefe del Ejercito del Oriente en el que defendió al sitio de Puebla.

Fue aprehendido por los franceses, pero se fugó a Orizaba y llegó a San Luis Potosí donde se unió al gobierno liberal.

Los cambios negativos en la carrera de Jesús González Ortega comenzaron al negársele la Presidencia de la República, hecho que lo exilió en Estados Unidos.

En 1866 regresó a México junto con José María Patoni y juntos fueron enviados a prisión en Monterrey, después de 18 meses de encarcelamiento González Ortega optó por dejar la vida política y decidió recluirse en Saltillo, lugar en donde encontró la muerte en 1881.

Por su parte, el historiador Alejandro Rosas presenta en su artículo “Bajo los muros de Puebla” la resistencia militar llevada por el mismo Jesús González Ortega durante la segunda intervención francesa.

Tras la batalla del 5 de mayo de 1862 ganada al ejército francés en territorio mexicano, una serie de malas decisiones tomadas por el general Ignacio Zaragoza permitieron que las tropas galas se reorganizaran y reforzaran pasando de seis mil hombres a veintiséis mil.

En diciembre de 1862 en general Ignacio Zaragoza murió de fiebre tifoidea y Jesús González Ortega fue designado general en jefe del Ejército de Oriente, cargo que lo llevó a enfrentar a una multitud francesa con pocos recursos y elementos insuficientes.

No obstante, los invasores se encontraron con una barrera de defensores valerosos.

A pesar del esfuerzo y resistencia por parte de la tropa mexicana, el territorio poblano sucumbió ante la falta de víveres y municiones.

En una carta escrita por Jesús González Ortega al comandante general Élie-Frédéric Forey, entregó el territorio y Ejército mexicano.

“No puedo, señor general, seguir defendiéndome por más tiempo: si pudiera, no dude V. E. que lo haría”, concluyó Jesús González Ortega.

Por otra parte, el artículo presentado por la curadora e investigadora Eva María Ayala Canseco retrata parte de la vida de la actriz mexicana María de los Dolores Asúnsolo López Negrete (Durango, México, 3 de agosto, 1905 – Newport Beach, California, Estados Unidos, 11 de abril, 1983), mejor conocida como Dolores Del Río.

Nacida en una encumbrada familia gozó de comodidades y una educación fuera de lo convencional. Contrajo matrimonio a los 17 años con Jaime Martínez Del Río, de quien tomó su segundo nombre, que la acompañaría el resto de su vida.

Su esposo también pertenecía a una familia bien acomodada, fue educado en Europa, lo que le permitió desarrollar una mentalidad más abierta que lo llevaría a impulsar la carrera actoral de su joven esposa.

Dolores Del Río alcanzó rápidamente el éxito en el séptimo arte, ya sea por su belleza, intelecto o talento, estableció grandes amistades que la colocaron siempre en la mira de la sociedad y los medios.

Para deleite de los interesados en la historia del licor, Jesús Flores y Escalante ofrece en su texto “Bebidas espirituosas tradicionales” la historia de los vinos, aguardientes y fermentos alcohólicos consumidos por habitantes de Mesoamérica antes y después de la Colonia, entre ellas el mexicanísimo tequila, actualmente conocido y reconocido nivel mundial.

El desarrollo de esta industria en el país puede ser considerado como uno de los pilares en la economía mexicana desde el siglo XVII.

 

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