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Denuncia Solalinde xenofobia en Matías Romero y el poder fáctico de los taxistas

CIUDAD IXTEPEC, Oaxaca, agosto 22.- Tres migrantes centroamericanos de nacionalidad guatemalteca pedían dinero en una calle céntrica de Matías Romero, Oaxaca, cuando un taxi con un pasajero en estado de ebriedad, en lugar de darle dinero, le toco las asentaderas a la esposa de uno de ellos.

Ella se quejó. El marido reclamó al taxista, aprovechando que se había parado en un tope. El chofer explicó que no había sido él, sino el pasajero borracho. El esposo comprendió que nada ganaría con reclamarle y lo dejo ir. El taxi continuó su camino.

Pero otro taxi que venía en sentido contrario a ellos, conducido por José Jiménez Jiménez, pensó que los migrantes estaban discutiendo con su compañero. Se dio la vuelta y le echó el automóvil encima al esposo, atropellándolo y dejándolo en el suelo. La esposa gritó y el otro compañero que estaba comiendo, al oír sus gritos y al ver a su compañero tirado, corrió hacia el taxi para ver el número de las placas.

Encontró una piedra y la arrojó al taxi rompiéndole el faro trasero (la calavera).

Entonces el taxista regresó de nuevo y les echó el carro encima. Uno de ellos saco un machete envuelto en una cobija que tenía guardado para su defensa durante su viaje, pero nunca atacó al taxista. Éste, en cambio, llamó a la policía, que llegó de inmediato.

El taxista José Jiménez dijo a la policía que los tres migrantes lo estaban asaltando. La policía los detuvo y los condujo a la cárcel desde donde enfrentaron un proceso penal.

El taxista José Jiménez no quiere a los migrantes y semanas atrás ayudó a meter a la cárcel a otros tres centroamericanos, dándoles una golpiza junto con otros taxistas, hasta dejarlos tirados en charcos de sangre.

Así lo refiere el Albergue de Migrantes Hermanos en el Camino A.C., que dirige el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, en un comunicado de prensa dirigido a las autoridades y a la sociedad en general.

Agrega que “las agrupaciones de taxistas en el Istmo de Tehuantepec se han convertido en un poder fáctico, a veces por encima de la ley, presionando a funcionarios de procuración de justicia para que se actúen en favor de los intereses de este gremio, tengan la razón o no. Pero también se han hecho justicia por su propia mano, como fue el caso de un joven mexicano asaltante, que fue golpeado y quemado vivo en Tehuantepec”.

Durante todo el proceso, el gremio de taxistas de Matías Romero estuvieron presionando al Juez y al personal de procuración de justicia para que vincularan a proceso a estas tres personas y los dejaran en la cárcel con una sentencia de hasta 30 años.

El sábado 20 se llevó a cabo la audiencia en la cual el Juez tendría que definir la situación jurídica de los tres inculpados. Desde antes de iniciada esta sesión, todos las unidades del sitio de taxis San Matías estaban enfrente del Juzgado bloqueando la avenida, en actitud retadora.

El Juez dictamino finalmente que los tres inculpados eran inocentes del delito de asalto, quedando en libertad con la debida reparación del daño.

Los acusadores salieron e informaron a sus demás compañeros taxistas que el Juez no había accedido a su exigencia de culpabilizar de asalto a los migrantes y aguardaban afuera en actitud agresiva.

Primero salió el padre Solalinde, quien había asistido a la audiencia para apoyar con su presencia a los hermanos migrantes e indirectamente al personal de procuración de justicia.

Apenas salió y recibió insultos y agresiones verbales, a lo que el Presbítero respondió bendiciéndolos. Esto enardeció más a los taxistas, quienes intensificaron sus insultos.

El Agente del Ministerio Publico, su personal y los tres migrantes tuvieron que permanecer durante horas en el interior de la sala de audiencias ante la amenaza de los taxistas. Finalmente se tuvo que solicitar la intervención del Ejército y de la Policía Estatal para poder proteger a todas estas personas. Los migrantes fueron escoltados hasta el Albergue de Migrantes Hermanos en el Camino.

Los taxistas, al no hacer el Juez lo que ellos querían, no sólo profirieron injurias, sino que también amenazaron con desquitarse con cualquier migrante que siga pasando por Matías Romero.

Sorprendió la serie de expresiones cargadas de xenofobia, toda vez que esta población es de origen migrante, procedente del Bajío y otros lugares de la República, y es mayoritariamente católica.

Su párroco, Ranulfo Pacheco, ha desempeñado un trabajo ejemplar en esta ciudad. Sin embargo, esta agresión es motivo de alarma, ya que por un lado este gremio ha hecho ostentación de su fuerza por encima de la misma ley, y por otro lado, no parece que fuera a cambiar su actitud xenofóbica.

¿Qué autoridad podrá hacerles entender el error tan grave que están cometiendo?

Las condiciones están dadas para que se repita otro crimen de odio como fue el caso de Lechería, puesto que los taxistas son un factor influyente en la sociedad, podría influenciarla en sentido negativo hacia la población migrante.

Por todo lo cual, hacen un llamado urgente a las autoridades federales, estatales y municipales, así como a las educativas y eclesiásticas a tomar las medidas necesarias para prevenir actos de agresión que pongan en peligro la integridad física, moral, psicológica de esta población tan vulnerable.

Hacemos un llamado también a estos grupos como a los taxistas o a la Sección 22 del SNTE para que se mantengan bajo la ley y no se conviertan en poderes fácticos para fines innobles.

Esa fuerza la queremos ver no luchando por sus propios intereses, sino por el bien de la justicia y los derechos humanos.

Esto es un homenaje a los 72 mirantes caídos en San Fernando, Tamaulipas.

 

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