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Gobierno no destruye templos; les dará la fisonomía anterior: Corzo

OAXACA, OAX., mayo 15.- No sería tan radical pensar que “le están dando en la torre a los templos”, pero no comparto la idea de que los están destruyendo, sino que les están imprimiendo la fisonomía anterior, como seguramente la tenían antiguamente, afirma el arquitecto Raúl Corzo Llaguno.

Entrevistado sobre el caso de los templos de la ciudad que están siendo objeto de restauración, trabajo que realiza el Instituto del Patrimonio Cultural del Estado de Oaxaca, el ex funcionario público del régimen priista recuerda haber sido director de esta dependencia, apenas en el pasado gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, y conocer a fondo la mecánica que se sigue para la restauración o arreglo de edificios patrimoniales.

Indica que una restauración a cualquier monumento siempre será muy polémica y pone como ejemplo lo hecho en el convento de Santo Domingo de Guzmán, donde mientras unos decían que los pasillos y algunas instancias deberían de techarse con vigas de madera y un terrado —azotea– otros señalaban que eran preferibles las bóvedas.

Predominó lo de las bóvedas y tenemos un magnífico edificio restaurado que pese a las polémicas, la restauración fue todo un éxito, considera Corzo Llaguno.

En el caso de los templos, algunos de los muros exteriores desde un principio se hicieron para ser repellados y pintados, pero con el paso del tiempo perdieron el repellado y la pintura, aunque en muchos de esos edificios siempre quedan algunos vestigios.

Con base en estos vestigios, la historia y la investigación que se hace por los arquitectos que se dedican a eso y trabajan con el Instituto del Patrimonio Cultural y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, toman la determinación definitiva y quien sanciona los proyectos es el INAH.

No comparto la idea de que se piense que se están destruyendo, que les están dando en la torre, lo que pasa es que les están dando una fisonomía como seguramente la tenían antes, insiste.

Comenta otro caso: el del templo de la Sangre de Cristo que le tocó arreglar y donde recibió severas críticas porque se pintaron los campanarios con una pintura que estaba en los vestigios de esos colores, quedando pendiente el repellado del muro sur que no se hizo por no tener suficientes recursos y porque se pensó que se iba a venir la polémica muy fuerte.

Por eso –dice– no considero que se estén destruyendo los monumentos; se están haciendo trabajos para conservarlos; qué bueno que lo están haciendo y, por el contrario, deberíamos alentar más al gobierno del Estado, a su Instituto de Patrimonio Cultural, al INAH y otras instituciones que dan recursos para arreglar los templos y esperemos se restauren mas.

¿No están perdiendo su originalidad?

+La originalidad es que estaban aplanados y pintados, eso era lo original, no dejan de ser temas controversiales. En la cuestión de la restauración hay escuelas que se manejan en los extremos, hay escuelas o corrientes que dicen, no toques nada déjalo tal y como está.

Se ve una ruina, pues que se vea, y otros que están en el otro lado, dicen métele mas procedimientos modernos que sean necesarios para evitar que se sigan deteriorando, para vitar que se caigan.

Entonces entre esas dos escuelas extremas, hay los intermedios, no se están destruyendo los templos, se les está dando una imagen –no conozco a detalle el proyecto– pero seguramente encontraron muestras de pintura y muestras de aplanados y en algunos casos se está volviendo a como eran originalmente.

Hay modas. Aquí en Santo Domingo el muro que está en la calle de Reforma, por su manufactura, es un muro que se hizo para ser repellado y estaba repellado, tenía aplanado todo el muro oriente del convento.

Pero alguien llegó y siguiendo una moda, desnudó el muro, le quitó todos los aplanados y ahora se ve la cantera, pero no quiere decir que originalmente así fue y es cuestión de gustos, hay quienes gustan de desnudar muros.

Habló de la originalidad de los monumentos prehispánicos, indicando: lo que pasa es que con el paso del tiempo solo han cambiado, vamos a Monte Albán, veremos pura piedra desnuda, si vamos a Teotihuacan vemos lo mismo y quienes piensan que así los hicieron originalmente, están en un grave error, muchos de esos muros estaban repellados, con color, pero se perdió.

Espero que no algún día se le vaya a ocurrir a alguien tratar de dar el sentido original que tenían algunos de los edificios de Teotihuacan, aplicándole aplanado y color porque sería algo criticadísimo, finalmente así eran originalmente.

Señala que cuando en los templos se tomaba la decisión o en las propias casas o palacios de hacer muros donde quedara aparente la cantera, eran aparejos muy bien cortados, las piedras muy bien cortadas con puntas horizontales y verticales y por cierto muy delgadas.

Creo –menciona– que no debemos de alarmarnos tanto, que bueno que se están preocupando y lo que critican de algunos templos, ojalá no los vayan a dejar en blanco, que les apliquen la pintura que tenían antes, el color que tenían algunos campanarios, al cabo de un año, año y medio lo aceptamos, lo vemos y nos gusta.

 

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