Pocos en la opinión pública se enfocaron a discutir las 13 ideas que lanzo Enrique Peña Nieto en su toma de posesión el sábado primero de diciembre pasado. En buena medida debido a las acciones represivas y los movimientos pacíficos y no tan pacíficos desplegados en la capital del país. Otros, centrados al retorno denosáurico o, del “nuevo viejo PRI” al poder en nuestro país y al “Pacto por México”.
Sin embargo hubo planteamientos que habría que rezarle a la virgen de Guadalupe para que se cumplan, pero que no dejan de pensar o, se trata de una demagogia mayúscula o un intento por dejar al líder de la izquierda en este país, sin banderas, sin propuestas, aunque esto sólo será posible si en los próximos meses los adultos mayores de 65 años alcanzan una pensión universal, si la infancia huérfana será beneficiada de una política seria que les garantice la existencia y educación hasta la carrera universitaria, si vemos o leemos que se inician los trabajo de un tren que conecte Yucatán con Chiapas, otros que saldrán de ciudad de México a Toluca y otro hacia Querétaro.
Esto último, nos recuerda el modelo de desarrollo para fuera como parte de las bases de industrialización en nuestro país con Porfirio Díaz, hace más de 100 años. También si vemos que la Cruzada Nacional contra el Hambre lanzado en Palacio Nacional el primero de diciembre pasado y luego este lunes 21 de enero en Chiapas, se observa un gobierno mediático, ostentoso y estratégico en términos de alcanzar total luz pública, que al mismo tiempo produce un fenómeno centrípeto y por ello los actores que no quieren quedarse al margen se colocan ante los flashes y cámaras.
Fuera de esto no quisiera ser optimista, pero la pretensión de colocar en la SEDESOL a quien fuera jefa de gobierno interina después de que Cuauhtémoc Cárdenas buscara la presidencia en el 2000, es una estrategia política bien meditada para mostrar con todo y un discurso demagógico y articulación del clientelismo o paternalismo que se desea rebasar a la izquierda electoral del 2006 y de julio pasado.
La Cruzada en mención lo identificamos más con programas paliativos coyunturales que, una política estructural que de solución real al problema de la pobreza, más aún cuando leemos el juego estadístico del gobierno que encabeza Peña Nieto, por ejemplo, antes de su toma de posesión hablaba de 24 o 25 millones de pobres alimentarios, luego se hablo de unos 11.7 el 22 de diciembre en el estado de México, en estos días de unos 7, es decir que, bastará con anunciarlo en cadena nacional su disminución, cuando muchos pensamos que el tema si realmente se quiere solucionar deberían articularse los esfuerzos de todo el Estado –lo han anunciado medianamente-, todas las arenas de la sociedad, pero sobre todo, que la justificación normativa de la política sea, de justicia.
Las capacidades de los individuos, el empoderamiento y la ampliación de la participación política son aspectos fundamentales, el primero con educación y ampliación de oportunidades, el segundo alcanzar plenamente los derechos sociales y humanos y el tercero que la población sea considerada para la toma de decisiones, por otra parte que grupos intelectuales tomemos participación en el diseño de las políticas públicas, pero esto no es palpable en este gobierno, por ello será por mucho a medias, si no es que sólo un fenómeno mediático.
