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¡Mal, muy mal!

Para mis primos: Toño, Norma, Víctor, Carlos, Laura y Javier Flores Corzo; con un abrazo solidario y fraterno.

La mentira, la simulación, la venganza, el engaño, la manipulación, son acciones que los mexicanos no queremos que regresen, pero que lamentablemente vuelven a aparecer en el escenario nacional. No es posible que a escasos dos meses de gobierno, prácticas que ya por obsoletas se consideraban erradicadas, vuelvan a ser parte de los mecanismos de presión en la esfera de lo político. A nadie le conviene un escenario basado en el terror como método de persuasión o de chantaje.

Quienes recordamos la década de los setentas sabemos la incertidumbre que acciones con un propósito poco claro, son capaces de producir en una ciudadanía que lo único que demanda es gobernabilidad y paz. Un estado autoritario es lo menos que nos merecemos los mexicanos, por lo que aún estamos a tiempo de proyectar y de exigir con responsabilidad, dentro de los cauces establecidos, la clase de país que queremos alentar los próximos años.

Entiendo que muchos podrán coincidir con las propuestas del ex candidato a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador; otros más, podrán simpatizar con la ideología de uno de los Institutos Políticos que conformaron la Coalición “Movimiento Progresista”; otros de plano son totalmente opuestos a ambos y sin embargo el punto de coincidencia es el respeto y la sana convivencia que debe de prevalecer entre unos y otros.

Porque la riqueza de una democracia que se jacte de serlo, es reconocer los derechos políticos de cada uno de ellos; los que por cierto, se han ido construyendo a través del sacrificio de muchas personalidades y movimientos a través de los años. Por lo que utilizar a las Instituciones para siquiera intentar someter a quien en el pasado reciente fue un adversario, incómodo o no, es sumamente condenable. Utilizar el poder como mecanismo de venganza en contra de quien piensa o actúa distinto a uno es una aberración, más cuando fue precisamente ese, uno de los motivos del impulso de la alternancia partidista –que no política—de los últimos años.

Mal, muy mal se ve el IFE señalando que sólo la Coalición “Movimiento Progresista” rebasó los topes de campaña, cuando todos fuimos testigos del enorme derroche que TODOS los candidatos y sus respectivos partidos realizaron. Por eso el pueblo se irrita, se molesta, se incomoda, porque insisten en agraviar su inteligencia. Determinaciones como esta, no hacen más que evidenciar el sometimiento de los supuestos órganos “autónomos” al poder en turno. ¿Cuál independencia?

Mal, muy mal lo que sucedió en la Torre de PEMEX. De ahí lo relevante de una investigación seria, profesional y lejos de cualquier manipulación política o económica. Si bien las autoridades han demandado no especular al respecto, lo cierto es que su propio comportamiento, como tratando de ocultar lo inocultable, da pauta a que uno vaya sacando sus propias conclusiones.

Que si tiene que ver con el deseo presidencial de privatizar nuestro principal recurso natural; de ahí que ahora se pretenda manejar el argumento de que se trató de una explosión provocada por la acumulación de un gas que desde hace décadas fue prohibido por que afecta la capa de ozono, pero cómo no se autorizaron recursos para la modernización del equipo, por eso se fugó y estalló.

Y lo peor es que abundan en su argumento: “lo mismo puede pasar si no se modernizan todas las instalaciones de PEMEX, lo que sólo se conseguirá si se permite la inyección de capital privado a la paraestatal”. Ahora resulta que los 32 muertos y más de un centenar de heridos, es resultado de la falta de disposición por acelerar las reformas para permitir su privatización, porque así se debe interpretar, ¿o no? Y que conste, no es especulación.

Mal, muy mal también, si se trató de un acto premeditado ordenado o ejecutado por alguien que se opone a la sola idea de abrir la discusión sobre la apertura de la petrolera. No será con actos como el que hoy nos duele a millones de mexicanos como habrán de manifestarse las posiciones de quienes se oponen o de quienes promueven la participación privada en la misma.

Lo cierto es que las víctimas y sus familiares son personas como nosotros, que sólo buscaban con su trabajo llevar lo indispensable a sus hogares que hoy están de luto. Eso es lo que duele e indigna. No podemos correr el riesgo de entrar a una disputa por lo poco que le queda al estado, poniendo en riesgo la integridad de quienes son actores pasivos en las mismas o de la propia ciudadanía que a lo lejos observa, escucha y opina.

Mal, muy mal si no se explica lo que en el video presentado parece ser –aún ante los ojos de un neófito en la materia– una “detonación” de gran magnitud en dicho edificio. Si se trató de un atentado, como la inmensa mayoría de los mexicanos lo califica sin afán de especular y en espera de los resultados oficiales, las autoridades deberán manifestarlo y proceder a las indagatorias correspondientes, pero no como lo hizo el IFE con la supervisión de los gastos de campaña, o sea no intentando vengarse de alguien en particular por el simple hecho de manifestar pública y abiertamente su rechazo a la privatización.

México y sus hijos demandan la verdad que por décadas se nos ha ocultado y por la que se crean incluso onerosas comisiones que terminan por engullirse parte del presupuesto, pero nunca son capaces de encontrar la tan buscada verdad que incluso se olvida sobre qué era. El actual es tiempo de conservar la calma, de tener la cabeza fría y de actuar con la responsabilidad que el momento nos demanda. Sería sumamente precipitado iniciar la administración con mensajes equivocados que en nada contribuyen a un clima de estabilidad y de gobernabilidad.

No corramos el riesgo de decir que todo está mal, muy mal.

Twitter: @Mario_Mendoza_F

 

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