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Persiste venta de mujeres indígenas con fines matrimoniales en Oaxaca

MÉXICO, DF., octubre 23.- Mujeres triquis de la comunidad de Santo Domingo del Estado, en el municipio oaxaqueño de Putla, son vendidas con fines matrimoniales hasta por 40 mil pesos.

En entrevista con Cimacnoticias, Catalina Martínez, integrante de Kinal Antzetik –organización defensora de los derechos reproductivos de las mujeres–, denunció que con base en los “usos y costumbres”, las indígenas son víctimas de los acuerdos entre los varones para decidir quién será su esposo.

Aunque aclaró que esa práctica va a la baja en Santo Domingo, la activista advirtió que en localidades cercanas como San Juan Copala o San Martín Itunyoso sigue vigente.

Martínez recordó que por su madre se pagaron “dos pesos” para que contrajera matrimonio con su padre. También relató el caso de una tía que se negó a ser vendida, lo que le costó ocho días de encierro, pero escapó en cuanto tuvo oportunidad.

Según la Encuesta Nacional sobre la Salud y los Derechos de las Mujeres Indígenas 2008, el 68 por ciento de las entrevistadas dijo haberse casado entre los 9 y 19 años, edad que supera la media nacional de 21 años.

De acuerdo con el Anuario Estadístico de Oaxaca 2011, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en ese año en el estado hubo 24 mil 755 madres adolescentes con edades entre los 12 y 19 años; de ellas, 308 tenían entre 12 y 14 años.

Además, el 62.7 por ciento de las mujeres en edad reproductiva en tres regiones indígenas de la entidad dijeron haber tenido su primer embarazo entre los 11 y 19 años, y de ellas, el 19 por ciento lo tuvo entre los 11 y los 15 años.

PREVALECEN TABÚES

Catalina Martínez, quien salió de su comunidad a los 12 años de edad para continuar sus preparación en el centro de Oaxaca y luego en un internado en Puebla, dijo que la mayoría de las mujeres triquis de su localidad deben estar casadas y con hijos antes de los 20 años. Advirtió que se les impide el uso de anticonceptivos, por lo que llegan a procrear hasta ocho hijas o hijos.

Catalina criticó que no se habla sobre métodos de control natal y por el contrario se estigmatiza a quienes van a solicitarlos a la Casa de Salud de la localidad.

La promotora de los derechos sexuales y reproductivos relató que tras concluir su licenciatura en Planeación para el Desarrollo Rural regresó a Santo Domingo del Estado, pero que fue rechazada por no acatar los usos y costumbres.

No obstante, ella continuó con su trabajo para fortalecer el liderazgo de las indígenas por medio de información sobre anticonceptivos y la prevención de la muerte materna (MM).

Martínez detalló que hay que caminar 20 minutos para llegar a la Casa de Salud de su pueblo, la cual sólo está equipada con una báscula y en fines de semana únicamente atienden una enfermera o una promotora de salud, por lo que en caso de emergencias la población tiene que ir al hospital que está a hora y media de trayecto.

Lo anterior ha costado la vida a mujeres con emergencias obstétricas, decesos que las autoridades no reportan como muertes maternas, denunció la integrante de Kinal Antzetik.

Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), el índice de MM entre las mujeres de grupos étnicos supera los 80 decesos por cada 100 mil nacidos vivos, el doble del promedio nacional, que es de 43 fallecimientos.

 

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