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En Oaxaca, los verdaderos avances del arte no los sueña nadie, afirma Jorge Pech

OAXACA, OAX., abril 15.−”En parte por la enorme pobreza del Estado, los verdaderos avances en el arte tienen un fundamento teórico y técnico que en Oaxaca no los sueña nadie”, afirma el crítico Jorge Pech Casanova.

En la celebración del Día Mundial del Arte –instituido por la UNESCO este 15 de abril por ser la fecha del nacimiento de Leonardo da Vinci−, el ensayista yucateco, radicado en Oaxaca desde hace un buen tiempo, realiza una crítica descarnada sobre la situación del ramo local.

Respecto a la discusión del arte contemporáneo que utiliza las llamadas nuevas tecnologías, apunta que es “muy vieja: exposiciones como “Fluxus”, que se exhibió en el Museo de los Pintores Oaxaqueños (Mupo), por ejemplo, son cosa de los años sesenta. Es como estar descubriendo el hilo negro o el agua tibia”.

Dado que aquí no llegan aún los avances mencionados, “hay que irse a los recursos tradicionales, porque son los que pueden funcionar, puesto que en Oaxaca no existen grandes computadoras, plataformas digitales, virtuales, que permitan una creación de verdadera vanguardia, como con las que sí cuentan en la ciudad de México o Monterrey o Guadalajara, lo cual no quita que existan en el Estado excelentes técnicos que pueden hacer una obra que no le pide nada a lo que se produce a través de esas tecnologías”.

−Una de las grandes carencias en el arte oaxaqueño es la crítica, amén que cuando se realiza parece que toca fibras demasiado sensibles y que no se quiere saber nada de ella.

−En todas partes la crítica es mal vista. Pero el problema es que aquí se ha ejercido de manera muy poco profesional, a veces totalmente carente de ética. Se relaciona con el quién paga más, quién se acuesta con quién…

“La crítica, en realidad, debiera ser una tarea de la academia. Es otro de los aspectos en que falla la UABJO: desde hace más de 60 años, tiene una Escuela de Bellas Artes donde hay una Facultad de Artes Plásticas, y ésta no produce crítica. Todos quieren ser artistas y nadie desea reflexionar sobre el fenómeno del arte. La tarea esencial de la academia no es producir obra sino realizar crítica”.

−Así como entre los políticos abunda la declaracionitis, en el sector del arte prolifera la opinionitis, y como que nadie quiere profesionalizarse.

−Así es. Los propios profesionales de la academia no son capaces de generar un discurso ya no digamos crítico, sino simplemente analítico en torno al arte. Menos lo podrían hacer los periodistas. Aunque, la verdad, éstos no tienen la obligación, pues la suya es registrar opiniones autorizadas. Debe ser gente que asuma esto de una manera muy profesional, y que no esté limitada por los intereses comerciales que muchas veces sujetan al arte.

−¿Contaríamos con los dedos de una mano a los críticos de arte en Oaxaca? Tú, Fernando Gálvez…

−Bueno, yo no sé, para mí Fernando Gálvez responde a esa venalidad del crítico. Él habla bien de quien le pague. No hace un texto si no le pagan, y mucho. Eso es conocido. Este tipo de crítico es totalmente cuestionable.

“Yo me iría más bien hacia la gente que no cuenta con esa figura ‘del’ crítico, pero que está haciendo un trabajo serio. Abraham Nahón, por ejemplo, quien en el número 32 de la revista ‘Luna Zeta’ presenta un adelanto de su gran investigación sobre las artes plásticas en Oaxaca. A él nadie le paga por hablar bien de los artistas, sencillamente está haciendo una investigación académica.

“El problema grave de la crítica en Oaxaca es que no existe una plataforma desde la cual quien se dedique a aquélla pueda trabajar. La UABJO estaría obligada a proporcionarla, no las galerías ni los museos, porque en estos ámbitos lo que se quiere es que se hable bien de sus artistas. Las galerías son un negocio y necesitan vender su producción; nadie va a pagar a un crítico para que despedace el arte que está promoviendo.

“Los museos son un punto mucho más cuestionable, pues han mantenido un coqueteo con las galerías que es indebido, porque permiten que éstas les fichen el arte que quieren exhibir”.

−¿A quién rescatarías de críticos de arte? Édgar Saavedra…

−Édgar Saavedra actúa con la víscera…

−Cuando se hace crítica, en Oaxaca de inmediato se dice que es por resentimiento, ¿no?

−Exacto. Aunque sí hay quienes son puro resentimiento volcado para la destrucción de ciertos artistas y el elogio de otros, sin ninguna base realmente científica-técnica apreciable.

“Pero esas son cosas menores. A mí lo que me preocupa realmente es que los verdaderos críticos no tienen una plataforma ni apoyo desde donde ejercer su oficio. Hay que tomar en cuenta que él se echa encima muchos enemigos. Por eso todo el mundo opta por la solución fácil: ‘no critico porque así me la paso tranquilo, me siguen invitando a las exposiciones, a los cocteles, a las fiestas de los artistas’. Sólo que eso no es el mundo del arte, sino algo que flota por ahí, la vida social, dicho en términos suaves. Y en otras palabras: eso es el desmadre del arte, no el arte mismo”.

 

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