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Incompetentes, el gobierno federal y el de Guerrero en caso Iguala: Arquidiócesis

Ciudad de México, 12 de octubre (SinEmbargo).– La Arquidiócesis Primada de México dijo que el gobierno de Enrique Peña Nieto y el que encabeza en Guerrero Ángel Aguirre Rivero fueron omisos e incompetentes en los hechos ocurridos el pasado 26 de septiembre en el Iguala, cuando desde tiempo atrás se denunció “la bomba de tiempo, el rezago social y la pobreza del botín llamado Guerrero, entidad abandonada a su suerte, víctima de políticos y del crimen organizado”.

“Guerrero es otro foco encendido que las autoridades de la Federación no quisieron ver, es el reflejo del peligro latente de vivir en un país como México con graves problemas internos gobernabilidad, seguridad, corrupción y miedo en distintas regiones, donde nadie puede decirse estar a salvo”, dijo la Iglesia.

El pasado viernes 26 de septiembre policías municipales de Iguala atacaron a estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa y asesinaron a tres de ellos. Mientras que otros 43 jóvenes fueron secuestrados esa misma noche presuntamente por uniformados quienes los habrían entregado posteriormente a miembros del crimen organizado; y hasta el momento no se sabe nada de ellos.

Una semana después, fueron encontradas cinco fosas clandestinas en Iguala de donde se recuperaron 28 cadáveres que aún siguen sin identificar. Este jueves se informó del hallazgo de cuatro fosas más, de donde todavía no se sabe el número de cuerpos recuperados. Ayer el Gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, dijo que de acuerdo con las investigaciones, “algunos de los cuerpos encontrados en fosas clandestinas no corresponden a normalistas”, sin embargo horas más tarde el Procurador de la República, José Murillo Karam, aseguró: “yo les puedo decir claramente, porque acabo de consultar, que no se han terminado las pruebas y por lo tanto no puedo dar mayor información”.

Este domingo en la editorial En el país de las matanzas, publicada en el semanario Desde la Fe, la Iglesia afirmó que la descomposición en un estado pobre, hambriento y rezagado, indica la condición fallida que las autoridades negaron en reconocer. “Regida por un antiguo priista y perredista por conveniencia, la entidad de Ángel Aguirre Rivero se sumó a la espiral de muerte que tuvo su máximo en el hallazgo de las fosas de Iguala, donde fueron sacrificadas veintiocho personas”.

La Arquidiócesis recordó que en junio de 2013, los Obispos de la Provincia de Acapulco denunciaron diversas clases de violencia “desde la que se mantiene oculta en las familias hasta las más visibles y crueles como la generada por el crimen organizado”, apelando a los fieles a trabajar por el bien construyendo las “ciudadanías por la paz”.

Dijo que a pesar de ello, “la marginación e inseguridad están enquistadas y los desastres naturales de septiembre de 2013 exhibieron la incompetencia de Aguirre, cosa que quiso tapar cuando avivó el fuego de la violencia, al promover las criminales reformas al Código Penal del Estado de Guerrero y de la Ley Número 1212 de Salud del Estado para asesinar a niños indefensos en el seno materno, iniciativa que, por las presiones de la sociedad civil, fue puesta en el archivo legislativo, evidencia del desdén legal por la vida y seguridad del pueblo guerrerense”.

“Guerrero es otro foco encendido que las autoridades de la Federación no quisieron ver, es el reflejo del peligro latente de vivir en un país como México con graves problemas internos gobernabilidad, seguridad, corrupción y miedo en distintas regiones, donde nadie puede decirse estar a salvo, ni siquiera los hombres promotores de la paz y justicia, como fue la tortura y asesinato perpetrados contra el padre José Ascensión Acuña Osorio, de la diócesis de Ciudad Altamirano, cuyo caso hace que se empiece a considerar este sexenio como uno de los más riesgosos para ejercer el ministerio sacerdotal”, dice el texto.

No obstantes, dice la Arquidiócesis, los Obispos de la Provincia de Acapulco “apelan a la cordura para construir caminos de paz”. Dijo que en un reciente mensaje por la desaparición de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, los Pastores animaron a no perder la esperanza y llamaron a todas las autoridades a “manifestar el gran amor al pueblo que se les ha confiado, cumpliendo y haciendo cumplir la ley”.

En ese mensaje, difundido el pasado 2 de octubre, los obispos de Tlapa, Ciudad Altamirano, Chilpancingo – Chilapa y Acapulco expresaron su preocupación ante los hechos violentos que tuvieron lugar en Iguala y que manifiestan una grave situación social y pueden desencadenar una crisis política.

“Expresamos nuestra preocupación por el alcance mortal de las acciones violentas del crimen organizado a lo largo y ancho del estado de Guerrero, pero ahora nos causa desconcierto el hecho de que las fuerzas policiacas del municipio de Iguala hayan protagonizado una acción violenta en la que resultaron muertos tres estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa y otros tres más como resultado de una agresión a un autobús que transportaba a un equipo de futbol. Y lo que preocupa más en este momento, es la suerte de 43 estudiantes normalistas desaparecidos, según los últimos datos recabados, cuyas familias están viviendo una dolorosa zozobra, al tiempo que se acumula enojo e indignación en la sociedad”, dijeron en una misiva los obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco.

Los prelados hicieron en esa ocasión un llamado a la sociedad en general a buscar caminos para construir la paz en medio de este contexto de violencia que ha ido escalando en las últimas semanas.

“Ya hemos lamentado el asesinato del padre José Ascensión Acuña Osorio de la diócesis de Ciudad Altamirano, quien fue asesinado en días pasados en el municipio de San Miguel Totolapan, donde ejercitaba su ministerio sacerdotal. Pero también lamentamos los múltiples asesinatos, secuestros, desapariciones y extorsiones que se siguen acumulando en el estado de Guerrero. Construir la paz es responsabilidad de todos y requiere un cambio de actitud en el sentido de asumir la responsabilidad personal en relación a lo que sucede en la familia, en la comunidad y en la sociedad entera. No podemos esperar que nos traigan la paz de fuera ni de arriba. Tenemos que construirla entre todos, cada quien en el lugar donde vive, trabaja o sirve. También es necesario evitar acciones violentas en las movilizaciones que se hacen para protestar, en casos como este, a todos les pedimos que se conduzcan de manera pacífica i siempre en actitud de diálogo y respeto”, dice el documento.

 

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