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Colombia rechaza pacto de paz con las FARC y muestra división

¿Qué son las FARC y por qué han dividido a Colombia durante medio siglo?

El Gobierno colombiano y las FARC firmarán hoy la paz. En esta nota, conoce el perfil de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Que-son-los-FARC

El Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC firmarán la paz hoy en Cartagena y pondrán fin a más de medio siglo de conflicto armado en el país sudamericano. En esta nota, conoce el origen y la historia de esta organización terrorista que durante más de 50 años, ha buscado instalaron un estado comunista en Colombia mediante prácticas como la guerra de guerrillas, el narcotráfico, el asesinato, el secuestro, atentados con bombas y todo tipo de violaciones de derechos humanos.

¿Qué son las FARC? Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) son una organización terrorista creada en 1964 que ha ejecutado una estrategia de guerra de guerrillas contra las Fuerzas Armadas colombianas. Además, cometió atentados contra políticos, policías y población civil, colocando bombas, ejecutando asesinatos selectivos, secuestros y extorsiones. Entre sus principales actividades económicas se encontraba el narcotráfico y la minería ilegal, y también es conocido que reclutaban menores de edad en para sus filas. Su accionar provocó el desplazamiento forzado de miles de colombianos a lo largo de medio siglo.

Antecedentes. Tras la independencia colombiana, el espectro político del país se dividió en dos partidos: el Liberal y el Conservador. Estos alternaron décadas en el poder, con guerras civiles de por medio. En 1948, el asesinato del candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán y la hegemonía conservadora (que resultó a la persecución de los liberales) desató un periodo de violencia e inestabilidad sociopolítica, conocida como ‘La Violencia’, en el que guerrillas liberales se alzaron en armas contra el gobierno. En 1953, el General Gustavo Rojas da un golpe de estado para “ordenar” el país. Para que la democracia regrese a Colombia, ambos partidos llegan a un acuerdo y la democracia se restituye en 1958, acabando con la violencia bipartidista. Sin embargo, algunos sectores siguieron en pie de lucha.

16El asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, candidato presidencial del Partido Liberal, generó una ola de violencia que a su vez sería el caldo de cultivo de las FARC | Fuente: colombia.com

17Las guerrillas liberales y el gobierno conservador protagonizaron la época conocida como la Violencia (1948-1958). Esta época inspiraría a Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, particularmente en la historia del coronel liberal Aureliano Buendía, quien “promovió 32 guerras civiles y las perdió todas”. | Fuente: .colegionuevayork.edu.co

El origen de las FARC. Pese a que el General Gustavo Rojas ofreció la paz y amnistió a las guerrillas, algunos de las cabecillas de estas serían asesinados posteriormente. El acuerdo entre liberales y conservadores (llamado Frente Nacional) excluía a todos los sectores comunistas de la vida política colombiana, entre ellos los guerrilleros de esta filiación política, cuyo origen ideológico estaba en el Partido Comunista Colombiano (1930). Un grupo de estos había ‘fundado’ la llamada República de Marquetalia, un pequeño territorio en Tolima que buscaba ser independiente bajo un régimen marxista-leninista. Los líderes eran Manuel Marulanda ‘Tirofijo’ y Jacobo Arenas. En 1964, el Gobierno ejecutó la ‘Operación Soberanía’ y liberó la zona, pero ambos líderes lograrían huir con sus guerrilleros y dos años después fundarían oficialmente las FARC.

Los ochenta. De filiación marxista-leninista, las FARC fijaron como su objetivo la implementación de un estado comunista en Colombia. Al inicio, sus operaciones eran reducidas y se limitaron a zonas rurales, pero en los años ochenta su actividad se multiplicó por todo el país y ganaron más seguidores, autodenominándose como “Ejército del Pueblo”. Esto obligó al gobierno colombiano a iniciar conversaciones del cese al fuego. En 1984, se llegó a un acuerdo y las FARC fundan el partido Unión Patriótica para entrar a la vida política. Sin embargo, dicho acuerdo fracasó debido a infracciones de ambas partes y la guerra continuó.

19De izquierda a derecha: Guillermo León Saenz ‘Alfonso Cano’; Luis Édgar Devia Silva ‘Raúl Reyes’, un ciudadano no identificado y Luis Morantes (d), alias ‘Jacobo Arenas. Cabecillas de las FARC | Fuente: El Tiempo

12Jacobo Arenas y Tirofijo, fundadores de las FARC. El primero murió de un infarto en 1990 y el segundo fue abatido en el 2008 | Fuente: Composición

Los noventa. En el año 1990, fallece de un infarto Jacobo Arenas, uno de los líderes y cofundadores del movimiento. Luego de un fracaso más en las negociaciones de paz, la FARC radicalizaron aún más su accionar, involucrándose con el narcotráfico, secuestrando a políticos y atacando ciudades. Como respuesta, surgieron grupos paramilitares de extrema derecha como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que en su lucha de contra los terroristas cometieron crímenes similares: secuestros, asesinatos de civiles y todo tipo de masacres y abusos de derechos humanos.

El nuevo milenio. El gobierno de Álvaro Uribe (2002) aumentó las acciones contra las FARC, las cuales se vieron obligadas a retroceder. Sin embargo, protagonizaron atentados como la Masacre de Bojayá en 2002(119 muertos), la masacre en el club El Nogal de Bogotá (36 muertos) y el asesinato del gobernador de Antioquía en el 2003 y la ejecución de 11 diputados en el 2007. Como respuesta, el ejército asesinó a Iván Ríos, Raúl Reyes y Manuel Marulanda ‘Tirofijo’, el cofundador y cabecilla del grupo terrorista. Por otro lado, en el 2006 la AUC fue desmantaleda y sus cabecillas y en el 2007 comenzó el Acuerdo Humanitario: un programa de intercambio de prisioneros entre el Estado y el grupo insurgente.

13‘Tirofijo’ liderando a las FARC en los años noventa, época en la que la organización ganó más notoriedad. | Fuente: mercopress.com

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Imágenes del Club El Nogal en Bogotá luego del atentado de las FARC donde murieron 36 personas (2003) | Fuente: colombia.com

El fin del conflicto. Tras décadas de negociaciones entre ambas partes, el gobierno de Juan Manuel Santos y representantes de las FARC concluyeron la negociación de un acuerdo de paz. La presidencia de Colombia explicó que este miércoles se dará a conocer el “fin de la negociación” y el “acuerdo definitivo”. Una vez cerrados los textos por completo, tal y como exige la ley, estos serán enviados al Congreso para que se convoque al plebiscito en el que los colombianos podrán ratificarlos o rechazarlos.

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El secuestro (2002) y la liberación (2008) de Ingrid Betancourt, candidata a la presidencia al momento de su captura conocida por su apoyo a las negociaciones de paz, conmovió al mundo en la década pasada. | Fuente: El Tiempo

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Las negociaciones entre las FARC y Colombia, mediadas por diversos países de América Latina y Europa, finalmente llegaron a su fruto en el 2016. | Fuente: abc.es

COLOMBIANOS RECHAZAN ACUERDO DE PAZ ENTRE EL GOBIERNO Y LAS FARC

50,23% de los colombianos votó a favor del “no” al acuerdo entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, mientras que 49,76 se manifestó a favor.

Colombianos

Bogotá.- El 50,23 por ciento de los colombianos rechazó el acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC en el plebiscito realizado este domingo frente a un 49,76 que votó por la implementación del pacto, en un resultado sorpresivo que abre una etapa de total incertidumbre en el país.

 

Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, entidad encargada de realizar las elecciones, esos porcentajes corresponden al 99,64 por ciento de las mesas escrutadas, reseñó DPA.

Las encuestas de las últimas semanas mostraban un triunfo del “sí”, aunque las diferencias no eran grandes.

El organismo indicó que 13.045.226 millones de personas participaron en el plebiscito de un total de 34.899.945 millones habilitadas para hacerlo, lo que corresponde a una participación del 37,37 por ciento.

Tanto el Gobierno como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) han manifestado que un triunfo del “no” implicaría que el acuerdo final de paz, firmado el lunes pasado, no podrá aplicarse.

Defensores del “sí” hundidos

Los simpatizantes del acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno colombiano y las FARC quedaron hundidos tras la victoria del “no”.

Centenares de personas se habían reunido en la céntrica Plaza de los Hippies de Bogotá para seguir en una pantalla gigante el recuento del plebiscito y estallaron en lágrimas cuando comenzó a consolidarse la victoria del “no”, reseñó Efe.

QUÉ SIGNIFICA EL “NO” COLOMBIANO AL ACUERDO CON LAS FARC

Sucedió lo que parecía imposible. Aunque, por cierto, no era un resultado imprevisible. Los colombianos le dijeron “no” al acuerdo de paz negociado en La Habana por el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y el liderazgo de las FARC. Por un margen ciertamente estrecho. Sólo fueron a votar el 37,28 de los habilitados para hacerlo. Pero los colombianos convocados que fueron a pronunciarse, no lo aprobaron. Lo que supone que, en su estructura actual, el acuerdo de paz negociado desde el 2012 no entrará en vigor.

Bogotá-Colombia

Las opciones que se abren ante lo acontecido son pocas y parecen complejas. O se renegocian las cláusulas que generaron el rechazo popular o la guerra civil podría reiniciarse y los 5.800 milicianos de las FARC no dejarán sus armas. Sería una tremenda desgracia.

La posible renegociación del acuerdo de paz, si ambas partes efectivamente la intentaran, parece una alternativa de final incierto. Las clausulas que -para muchos- parecen conferir no sólo impunidad, sino privilegios excesivos a los líderes de las FARC y son -por ello- objetadas, son precisamente aquellas que esos líderes consideran centrales. Especialmente las que tienen que ver con su responsabilidad por los aberrantes crímenes cometidos contra civiles inocentes todo a lo largo de más de medio siglo. Y con el castigo correspondiente.

 

Los votantes que eligieron el “no” no creen en el liderazgo de las FARC. Evidentemente le desconfían. Y no sin razones. Ni están conformes con las posturas del presidente Santos.

 “Los votantes que eligieron el “no” no creen en el liderazgo de las FARC. Evidentemente le desconfían”

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Además, aparentemente desaprueban lo que creen son concesiones inaceptables hechas a las FARC, que -en su parecer- generan impunidad en favor de quienes cometieron toda suerte de violaciones a las Convenciones de Ginebra, que son de aplicación a todas las partes del “conflicto armado interno” colombiano, por igual. Asesinatos, secuestros, robos, y daños materiales y espirituales de todo tipo. Esas violaciones al derecho humanitario internacional desplazaron de sus hogares a cientos de miles de colombianos, que huyeron desesperadamente de la violencia. Y generaron heridas que, es evidente, aún no están cerradas.

Esas conductas delictivas conforman los llamados “crímenes de guerra”, que no son otra cosa que “delitos de lesa humanidad” cometidos en esos “conflictos armados internos”. Imprescriptibles, en consecuencia.

Muchos colombianos aparentemente creyeron que el costo que se les pedía pagar por la paz, no la aseguraba. Para ellos, los líderes de las FARC lograron negociar un trato que, creen, no se condice con la enormidad de sus crímenes. Y lo rechazaron.

Es posible que, además, haya influenciado el hecho de que el otro movimiento guerrillero marxista, el ELN -más cercano a Cuba que las propias FARC- no hubiera formado parte del acuerdo de paz, lo que impedía suponer que las armas se iban, de una vez, a silenciar realmente.

Las encuestas, es cierto, se equivocaron en sus predicciones. Lo que, en Colombia, no es demasiado inusual. El Papa Francisco, en cambio, fue bastante más cauto y aseguró hace muy pocas horas, desde la prudencia, que visitaría a Colombia tan sólo luego de que “la paz estuviera blindada”.

El presidente Santos, que había manifestado abiertamente que el acuerdo de paz no tenía un “Plan B”, tardó en reaccionar. No obstante, lo sucedido era por cierto posible y seguramente ha sido analizado por ambas partes como eventualidad. Juan Manuel Santos es ahora el gran responsable de encontrar nuevos espacios que permitan mantener la esperanza de alcanzar la paz para Colombia, así como de definir los tiempos que ahora se abren.

 “Santos es ahora el gran responsable de encontrar nuevos espacios que permitan mantener la esperanza de alcanzar la paz”

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La lucha por la paz no debe abandonarse. Nunca. El ex presidente Álvaro Uribe, cuyo padre murió asesinado por las FARC, cosechó el resultado de su insistente campaña por el “no”. Y salió fortalecido. Porque interpretó el sentir de buena parte de su pueblo. No obstante, si las conversaciones de paz logran re-encaminarse, debería jugar en más un papel positivo. La paz es demasiado importante como para resignarse a dejarla simplemente en el tintero. Y regresar a la violencia.

De nada valió que el presidente Santos redujera el umbral electoral del 50% que requiere un referendo, al 13% posible en los ejercicios plebiscitarios. Hasta en las ciudades el desacuerdo de los colombianos con su propuesta fue grande. El mal tiempo, que azotó las costas del Caribe, contribuyó a que el contingente de votantes no fuera mayor, aunque lo cierto es que nada asegura que pudo haberse obtenido un resultado diferente si el clima hubiera acompañado.

Para América Latina es momento de apoyar una renovada búsqueda de la paz, abriendo para ello los caminos que sean necesarios, apoyando y acompañando al gobierno de Colombia si las partes deciden no cerrar sus conversaciones, pese a lo sucedido.

Es cierto que la paz tiene costos. Pero queda visto que no siempre quienes sufren en carne propia la tragedia de la violencia están dispuestos a aceptarlos en silencio. Particularmente si perciben que se deja de lado a la justicia. Esa sensación parece haber empujado a muchos de los que al final decidieron votar en contra de una propuesta de paz que, para ellos, carece de equilibrio.

El autor es ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

 

 

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