+ Las y los diputados que co-gobernaron Oaxaca durante los últimos tres años dejan en la “congeladora” más de 400 iniciativas de ley y puntos de acuerdo, así como las 3 cuentas públicas del gobernador Gabino Cué sin aprobar
SAN RAYMUNDO Jalpan, Oaxaca, noviembre 6.- Salvo lo que pudiera ocurrir en la última sesión ordinaria de la Diputación Permanente el miércoles 9 de noviembre, las y los diputados de la feneciente LXII Legislatura del Estado dejará en la congeladora más de 400 iniciativas de ley y puntos acuerdo, así como las tres cuentas públicas del gobernador Gabino Cué Monteagudo sin aprobar.
El diputado presidente de la Mesa Directiva, el priista Adolfo Toledo Infanzón, ya citó a sus compañeros y compañeras de la LXII legislatura a la sesión de instalación de la nueva Legislatura para el domingo 13 de noviembre a las 10:00 horas en el complejo legislativo de San Raymundo Jalpan.
Aclaró que para el miércoles 9 de noviembre sólo se convocará a la sesión ordinaria de la Diputación Permanente de la LXII Legislatura y que el 13 de noviembre clausurarán sus actividades y que ese mismo día se convertirán en Comisión instaladora de la LXIII Legislatura.
Sin pena, Toledo Infanzón precisó que la LXII Legislatura sólo desarrollará las últimas sesiones de la Diputación Permanente, la cual ve los asuntos de trámite durante el último receso del pleno, por lo que “corresponderá a la entrante LXIII Legislatura tomar las decisiones correspondientes durante su primer periodo de sesiones del primer año de ejercicio legislativo, con todos los documentos que quedaron en cartera”.
Detalló el priista, “la primera tarea de la nueva Legislatura será recibir el sexto y último informe del gobernador saliente Gabino Cué Monteagudo”.
Así, con más pena que gloria, culmina la LXII Legislatura del Estado, la más costosa e improductiva de la historia reciente. Sólo en promesas quedó atender la gran cantidad de pendientes legislativos en periodos extraordinarios, como las últimas cuentas públicas del gobernador Cué Monteagudo.
El 30 de septiembre pasado, cuando clausuraron su segundo periodo ordinario de sesiones correspondiente al tercero y último año de ejercicio legal, entraron a la recta final de su mandato que termina el 13 de noviembre próximo, cuando entra en funciones la LXIII Legislatura.
LAS PROMESAS
Convertido en presidente de la otrora Gran Comisión del Congreso del Estado, el dirigente estatal del PRI y a la vez coordinador de la bancada tricolor, Alejandro Avilés Álvarez, prometió ese 30 de septiembre que se analizarían los temas que serían discutidos en el periodo extraordinario de sesiones a partir del 10 de octubre, los cuales nunca se concretaron.
“Quedan pendientes algunas iniciativas, algunas reformas. Nos vamos a dedicar a revisar exhaustivamente la Cuenta Pública porque no se ha aprobado”, ofreció ese día, con su característico gesto de autosuficiencia.
A su vez, el controvertido coordinador de la fracción parlamentaria del PRD, Jesús López Rodríguez, aseguró que las prioridades en los periodos extraordinarios serían las Cuentas Públicas de Cué Monteagudo “para saber cómo se gastó el dinero de las y los oaxaqueños” (sic).
El ex dirigente del Frente Amplio de Lucha Popular, mejor conocido como “Chucho Falp”, dijo que otros temas a abordar serían la elevación a categoría de agencias y asentamientos humanos, como la Colonia Vicente Guerrero, de Zaachila, así como adopciones, entre otros, pero nada de eso les dio tiempo de analizar y aprobar.
Por declaraciones, los diputados no pararon. El designado por 8 de 9 diputados y diputadas como coordinador de la bancada del PAN, Gerardo García Henestroza, también prometió que abrirían un período extraordinario de sesiones “para sacar las Cuentas Públicas del 2014, 2015 y dos trimestres del 2016”, pero nada.
Incluso, García Henestroza prometió que irían más allá y buscarían darle salida a las “congeladas” Ley Indígena, Ley del Notariado y Ley Orgánica del Poder Legislativo, entre otras más; “para eso abriremos un período de cinco días (10 -15 de octubre) y analizaremos cada una de estas iniciativas”, pero nunca les dio tiempo.
Fueron sólo palabras las de los integrantes de la feneciente LXII Legislatura del Estado, la más improductiva y costosa de la historia de Oaxaca, porque se gastaron casi 700 millones de pesos cada año sin mayores resultados.
