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Líderes del FALP y COS reparten espacios para vendimia en el Zócalo

OAXACA, OAX., junio 14.- Como una nube, “coberturados” por la Sección 22 de la SNTE, los vendedores ambulantes que le siguen también regresaron este martes al Centro Histórico para instalar sus puestos en los alrededores del Zócalo, ante la anunciada megamarcha para conmemorar el quinto aniversario del desalojo fallido del 14 de junio de 2006. 

Desde temprana hora arribaron vendedores de discos, películas, ropa, juguetes y todo lo que pueden ofrecer. Fueron acomodándose en sus sitios preferidos. Un grupo de personas llegó a bordo de una camioneta negra con placas del Distrito Federal.

Todo transcurría en forma normal hasta que apareció un grupo de personas encabezadas por una tal Teresa, quien repartía espacios a diestra y siniestra, pero a algunos vendedores les advertía, cual dueña del lugar: “Si queremos los quitamos de aquí. Váyanse a la basura”.

Vendedores no afines a su grupo señalaron que estas personas son dirigentes del Frente Amplio de Lucha Popular (FALP) y de la Coordinadora de Organizaciones Sociales (COS), quienes cobran de 100 pesos para arriba por día a quienes llegan a vender en el centro de la ciudad.

Teresa dijo a una vendedora de aretes y otros artículos, varada en la parte poniente del palacio de gobierno, que para pelear un lugar hay que participar con ellos en las movilizaciones.

Bastó una hora aproximadamente, de 08:00 a 09:00 de la mañana, para detectar muchas cosas.

En ese tiempo no se vio por ningún lado a la policía municipal o turística. De un lado a otro de la Alameda de León, un sujeto con una alcancía improvisada solicitaba una cooperación, “de a peso”, para sostener un presunto Centro de Rehabilitación y Recuperación para Mujeres Enfermas de Alcoholismo y Drogadicción.

Trabajadores del Ayuntamiento podaban árboles de la Alameda, quizás en previsión de otro derribo ante la llegada de más lluvia, mientras frente a la puerta principal de la Catedral Metropolitana un hombre de la tercera edad por poco cae al pretender sentarse en una banca metálica deteriorada.

En la esquina, frente al reloj de la Catedral, un joven provisto de un carrito vendía tamales de mole y rajas, además de pan de dulce, chocolate y nescafé en vasos desechables.

Refirió que todos los días, a partir de las 04:00 de la mañana sale de su domicilio en la Agencia Montoya para llegar al Zócalo a las 06:00 horas, donde permanece hasta las 10:00 horas, tiempo suficiente para terminar de vender lo que ofrece de comer.

Lo bueno del vendedor de tamales es que a un lado del carrito cuelga una bolsa de plástico, donde los consumidores depositan la basura.

Y lo malo está en que con las manos que sirve lo que le piden, también maneja los billetes y monedas, lo que merece una revisión de las autoridades sanitarias, pero hasta el momento no lo han tocado, como a casi todos los vendedores ambulantes que se instalan en el lugar.

 

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