OAXACA, OAX., noviembre 4.- Una casa en ruinas ubicada en la primera calle de Murguía, en el Centro Histórico, abrió sus derruidas puertas a punto de caer, para mostrar y exhibir un singular altar de muertos, donde utilizaron 6 camas cubiertas de flor de cempasúchil, proyecto artístico con el nombre de “El Sueño de Elpis”.

El proyecto es de Mauricio Cervantes, que involucra a artistas visuales, músicos, compositores y agentes de la sociedad, entre permacultores, campesinos, jardineros, parteras, sanadoras y maestros de escuelas rurales.

La culminación será la ocupación de MATRIA, casa en ruinas con intervenciones artísticas y acciones poéticas efectuadas en varios momentos del calendario estacional desde el año 2011.

Se ocupará la casa con esculturas, intervenciones lumínicas con neones e instalaciones sonoras durante 8 semanas a partir del 1 de Noviembre; además servirá como espacio escénico para la presentación de conciertos y proyecciones cinematográficas.

Las esculturas serán construidas sobre muebles metálicos y de madera con cempasúchil o flor de muerto, cabe mencionar que el montaje y guión curatorial de las intervenciones artísticas en MATRIA, será dirigido por Pablo Rico Lacasa.

La idea fundamental de Pablo Rico es hacer que en ese espacio convivan las piezas y los actores presenciales de las comunidades inmediatas, con las presencias espectrales de artistas de otras latitudes a través de los lenguajes sutiles de intervenciones lumínicas con neones e instalaciones sonoras.

El devenir de MATRIA es tan esperanzador como los sueños de Elpis, la idea es que acoja y fermente semillas que sirvan para crear comunidad a partir de ejes paradigmáticos como el arte, el desarrollo sustentable y la permacultura.

Idealmente, el destino inmediato de MATRIA podría ser el de convertirse en un huerto urbano, concebido en sí mismo como una obra artística colectiva.

El término MATRIA, utilizado por escritoras como Virginia Woolf, Isabel Allende y Krista Wolf, representa la reconstrucción del término patria. Este término fue también muy utilizado por Miguel de Unamuno y mencionado un par de veces por Jorge Luis Borges.

Mudarse al centro de Oaxaca, a Mauricio Cervantes le hizo pensar en una ofrenda especial, tomando en cuenta que una propiedad en el casco histórico ha estado habitada por más de 500 años de manera ininterrumpida. Los muertos a honrarse formaban un rosario de generaciones y entonces el altar tendría que ser prácticamente toda la casa.

Mauricio Cervantes se ha dedicado más de 20 años a la pintura. Sus obras conceptuales extraen inspiración y motivos de la antropología, salpicada de mitos y misterios alquímicos y oraculares, que se desvanecen en creaciones que centran su atención en formas arquetípicas primordiales.

Mientras que los primeros lustros de su creación artística los dedicó a la obra de caballete, en los últimos tiempos se ha encontrado nuevo medio que ha llevado su creatividad y fuerza como un artista muy visual a otro límite: las baldosas, soportes modulares que lo han llevado desde los lenguajes pictóricos expansivos hacia la arquitectura y la instalación.

Su catálogo de materiales ha rebasado el de los pigmentos y aceites, para aterrizar en el de agentes oxidantes y corrosivos, procesos de ionización y el uso de materiales orgánicos como flores y semillas.

Mauricio ha expuesto en México y también en Italia, Suiza, Polonia y Alemania y varias de sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas dentro y fuera de México.

Desde hace 8 años trabaja y reside en Oaxaca

El altar de muertos llama la atención al mostrar en el centro de la vieja casona, 6 camas cubiertas con flor de cempasúchil y en habitaciones cuyos techos se han caído, otras figuras con iluminación especial que presenta un atractivo muy fuera de lo común.