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Me ha tocado vivir dos ciudades; la primera quedó atrás, afirma Rubén Vasconcelos

OAXACA, OAX., noviembre 6.- Es la sobria casona de la Fundación Bustamante. Toda pintada de verde. En la entrada y los corredores del patio central se muestran diferentes artesanías, sin que falte el altar de Día de Muertos al fondo.

De pie, con micrófono en mano, el cronista de la ciudad, Rubén Vasconcelos Beltrán, ofrece una plática a una nutrida audiencia de amigos, de coterráneos, de recuerdos.

Se recuerdan sobre todo anécdotas y nombres: viejos tiempos, dicen. En voz de Aída Gómez Piñón, la Fundación Julio Mau para el Desarrollo informa e invita a la conferencia siguiente: la de la maestra y periodista Arcelia Yañiz.

Aclara que la asociación organiza este ciclo de conferencias porque “se está perdiendo la identidad, porque es necesario que las generaciones jóvenes sepan que Oaxaca no se hizo a partir del 2006”.

Después, el cronista Rubén Vasconcelos Beltrán otorga esta entrevista:

“Me ha tocado vivir dos ciudades: la de cuando era niño y joven, y la de ahora. La primera fue una ciudad muy impactada por los temblores de 1931. Los edificios de Santo Domingo, San Francisco, Los Siete Príncipes y varios más estaban completamente derruidos”.

Luego inició “un proceso de recuperación que, con el paso de los años, ha sido maravillosa, muy importante para Oaxaca”.

La que vivió en su niñez y juventud Rubén Vasconcelos Beltrán, fue una ciudad donde “la gran mayoría de calles no estaban pavimentadas, eran de tierra y con caños centrales donde se recogía toda la basura en la época de lluvias. La de hoy es una urbe con una gran plataforma de cemento”.

Aquella otra “era oscura. Los alumnos del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca íbamos a estudiar a los jardines, principalmente al Zócalo, la Alameda, El Llano y el Conzatti, porque no había luz en las casas o era muy deficiente”.

En aquellos y otros espacios públicos colocaron “unas lámparas muy bonitas y con su luz se podía estudiar con mucha facilidad: en el Carmen Alto, por ejemplo, nos reuníamos cotidianamente”.

De tal manera que, cuenta Rubén Vasconcelos Beltrán, ahora que contemplas una “ciudad llena de luz, calles pavimentadas y edificios recuperados, bien presentados, te das cuenta que tu ciudad aquella, la que conociste, la que viviste, quedó atrás”.

De acuerdo con el Cronista de la Ciudad de Oaxaca, a “las generaciones actuales corresponde mejorar y acrecentar esa gran plataforma que crearon sus antecesores, a fin de seguir construyendo una ciudad mejor”.

—Respecto a la ciudad de Oaxaca, se está perdiendo identidad y, de alguna manera, memoria histórica, comentan algunos— se le plantea.

—Pues hoy se escribe mucho más que en mis tiempos. Antes eran contaditos los que publicaban en la prensa, además que no existían tantos periódicos, acaso dos o tres. Actualmente hay infinidad de diarios, más las radiodifusoras y la televisión.

“El asunto es seguir insistiendo, trabajando, buscar la manera de crear nuevos mecanismos para transmitir lo que nos guste. Es un esfuerzo que debemos hacer todos en la parte que nos corresponda”.

 

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