OAXACA, OAX., noviembre 15.- Son décadas de libros, escritura y alcohol, y ahora el poeta ya no bebe, se encuentra en otro estadio, no tanto de publicación de textos —llevaba tres años sin uno más— como de lectura de poemas en barrios, escuelas y ferias —suma 15 en el año— y, sobre todo, de buscar “hacer comunidad” entre los artistas.

César Rito lee poesía en el Encuentro Hacedores de Palabras —aquél organizado por el incansable Julio Ramírez—, el cual cumple 22 años, por cierto. Y luego el viernes 15, a las 18 horas, en El Pañuelito, en el marco de un acto efectuado por estudiantes de la Universidad del Mundo Maya.

También, recientemente, después de tres años de no hacerlo, publicó un libro más: “Ojos de lagarto/ Zapatos de gente normal”, con el cual inició la editorial Los Amantes, un proyecto del artista plástico Guillermo Olguín, el mismo César Rito y muchos varios más.

El poeta ya no bebe. Y eso también escandaliza. Por lo cual se concluye que da igual beber que no. En todo caso, en su literatura sigue sin faltar el alcohol: como en el relato de “Tony el Mostro”, un personaje real que Cesar Rito convirtió en literario y el lector verá algún día por ahí, en la calle, caminando gozosamente ebrio, o en el video realizado por los “Muchitos Locos”.

Ya no bebe, el poeta, pero invita las chelas que median esta entrevista:

—Se está volviendo una constante la lectura de poesía en Oaxaca…

—Es necesario hacer comunidad de gente que escribe y que escucha poesía. Una comunidad que manifiesta su preferencia por la poesía que se hace en su ciudad. Eso es bueno. Un síntoma de salud en el desarrollo de la comunidad en un sentido de estadio civilizatorio.

—En este tenor, La Nueva Babel es un referente con sus “Martes de Poesía”, que llevan ya doce años.

—La Nueva Babel es un lugar de fuerza, de poder. En este año, he escrito muchos poemas iluminado por la fuerza de ese espacio, donde se juntan distintas generaciones y nadie tiene un sentido vergonzante de ser poeta o de escuchar poesía.

—Ni es solemne.

—Claro, hay que hacer públicos, hay que hacer comunidad que escriba para leer poemas en público y gente que vaya a esas lecturas.

—Y que sea atractivo ese acto.

—Y que sea atractivo. Este año he estado participando en lecturas con jóvenes, de entre 14 y 20 años, y ellos definieron una figura en el acto de leer poemas en público: le llaman palomazo. Es lo que en algunas capitales de Sudamérica, Santiago o Buenos Aires, nombraron o nombran acción poética. Por su corta edad, escriben pocos poemas, pero llevan a sus poetas preferidos, y ahí he escuchado al cubano Waldo Leyva y a los consabidos Antonio Machado o Jaime Sabines o José Gorostiza.

—Estas lecturas de poesía, ¿generan lectores?

—Desde luego. Como se ve tan próximo el acto de hacer poemas… he visto a jóvenes que agarran la oreja de un cartón de cerveza para escribir versos que inmediatamente leen. Al quitarse el misterio, el velo de pudor, la gente se vuelve un poco menos impúdica y dice: “bueno, si este muchacho escribe poemas sobre la envoltura de los cigarros, yo en mi casa escribiré un poemita”. Eso es un principio, porque hay que recordar lo que dijo Borges: “antes que escritores, somos lectores”.

Para el poeta César Rito, “en Oaxaca el desarrollo cultural no es prioridad”. Y si a eso “agregamos encono y violencia”, pues menos lo habrá. De ahí que proponga “hacer comunidad” como su “principio de trabajo en este año”.

No más “netos y avecindados, pues es un pensamiento del siglo XIX; más si pensamos que la ciudad de Oaxaca es, en realidad, una población de inmigrantes”.

Además, hay que tomar conciencia que el quehacer cultural que “realizamos en la ciudad de Oaxaca se trasmina al resto del Estado, que por la Feria Internacional del Libro de Oaxaca cada municipio quiere tener su propia feria, que somos bandera que siguen otras comunidades”.

Hay quienes tienen “problemas con el relevo generacional”, pero “existen muchas limitaciones y demasiados lastres en Oaxaca como para mantenerse en aquéllos”.
Esas “limitaciones y lastres deberían ser motivo de unión” para desarrollar la cultura, concluye César Rito, quien se define como un poeta municipal.