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La vida y obra de Alejandro Santiago es una causa, dice su hijo Lucio

OAXACA, OAX., julio 24.–Por estos días, hace un año falleció el artista Alejandro Santiago (Teococuilco de Marcos Pérez, 1964-2013). Mucho ha seguido pasando en relación con él y su obra desde entonces: el sentido sepelio, alguno que otro homenaje, una colectiva en su memoria en la galería que lleva su nombre y proyectos que están en pie.

También su hijo Lucio Santiago se casó, embarneció y está en espera de su primera hija, al tiempo que igual ha continuado con el quehacer de difundir la obra de su padre y, a la vez, proseguir con la suya propia, la cual, por cierto, mantiene la herencia paterna, cuestión que no ha de extrañar pues con Alejandro Santiago creció, vivió, viajó.

–¿Qué significado tiene hoy la vida y obra de tu padre?

–Siento que es como una causa para generar a partir de las experiencias que tuve y tuvimos varios más en relación con su vida misma y la obra que produjo. Estamos prendidos de esa expresión, pensamos que a partir de ella es que vamos a incentivar nuestra creatividad artística.

Luego le preguntan a Lucio Santiago que por qué manifiesta en su obra tanta influencia de su padre. Responde que para él es el inicio: “Me siento como el niño que está jugando con los colores, uno que puede llegar a construir cosas a partir de lo que su papá dejó de una imagen, del aprendizaje realizado, de un aspecto procesual continuo y de una práctica igual, porque, en realidad, puede decirse que nunca aprende uno a dibujar y a pintar como genio, sino que trata de producir y generar. Nada más”.

–Como causa, Alejandro Santiago debe tener una trascendencia y para ello se necesitaría la participación de varios actores y factores, desde el gobierno hasta los colectivos, pasando por una difusión adecuada, sobre todo tomando en cuenta que constituye una figura reciente muy fuerte para Oaxaca– se le plantea a Lucio Santiago.

–Sí, fuerte. Trabajó de manera continua, nunca paró de hacer cosas, siempre se mantuvo produciendo. Era un provocador y eso produce trascendencia. Igual que sus ideas de lo social en el arte. Últimamente me hago preguntas muy fuertes respecto a lo que genera en mí el quehacer de mi padre.

“Una de ellas es que, al final, el compromiso con el arte no lo veo tan estable. Siento que ahorita todos producen con un fin comercial. Y este tipo de interrogantes me surgen de las ideas de mi padre en relación con lo social en el arte o las sociedades invisibles”, por ejemplo.

Comenzar a generar pero creando buenos cimientos, construir, pintar como causa: “Pude haber copiado a Picasso, pero para mí la figura de mi padre es muy fuerte, además de que crecí con él, fui de acá para allá. Lo tengo a la mano, pues”.

–Fue, además, un obrero del arte –dicho sea con todo respeto– despiadado, no dejaba de trabajar, con todo y su cuestión del mezcal– se le comenta a Lucio.

–Siempre se mostró pasional en su compromiso con el arte. No fue un acumulador de riqueza, sino de vivencias, de experiencias, se planteó muchos retos. La producción fue su medio para decir, también una forma de desapegarse de muchos sentimientos como persona. Se comprometió con su trabajo y la sociedad.

–Sería interesante una biografía.

–Hay una persona que trabaja ya en una película biográfica de él.

Por lo pronto, en homenaje al artista fallecido hace un año, en la galería “Alejandro Santiago” (Reforma 406, Centro) se presenta una exposición colectiva donde participan Ángel Ortega, Damián Lescas, Daniel Acosta, Daniel Barraza, Ezequiel Ortega, Lucio Santiago, Óscar de las Flores, Pablo Esteban Sánchez y Yocoyo Ome.

 

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