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Sin trascendencia, la ética de aula universitaria: Servando Nava

OAXACA, OAX., agosto 28.–El escritor del nacimiento de Ciudad Nezahualcóyotl, el cuentista Emiliano Pérez Cruz, lo dijo: “Los libros de superación personal son de autoayuda, pero para el propio autor”. Por eso, seguramente, Porfirio Romo, director de la editorial Lectorum, rechazó publicar el texto “Un grito desesperado”, de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.

La historia es sabida: Carlos Cuauhtémoc Sánchez –quien para el desarrollo de una misma idea es capaz de citar tanto a Raúl Velasco, aquel nefasto conductor de “Siempre en Domingo”, como a William Shakespeare– se fue entonces a la casa Panorama, donde le aceptaron su texto, y luego vino su éxito inusitado de autoayuda para el propio autor.

También sabido es que Deepak Chopra, el gurú de los lectores de libros de superación personal, ante el acoso de los reporteros, reconoció que no había leído su última novela –la suya propia, pues–, ahí se develó el secreto a voces: que los llamados “negros” de las editoriales eran los que pergeñaban sus textos –los de Chopra–, después de leer el diagnóstico de meticulosos estudios de mercado sobre las carencias emocionales de la gente, claro.

Pero al escritor y especialista en medicina del trabajo Servando Nava Echeverría, autor de “Reflexiones prácticas de La Cultura de los Valores/ Una ética comodina” (Carteles Editores), libro de reciente aparición, Carlos Cuauhtémoc Sánchez le parece un autor respetable.

Asimismo, en entrevista para www.e-oaxaca.com, cuando se le comenta la anécdota mencionada de Deepak Chopra, sólo levanta ambiguamente los hombros.

El también autor de “Vivir en armonía. La cultura de los valores” y “Bienestar integral. Los veinte hábitos saludables”, piensa que los libros de Carlos Cuauhtémoc Sánchez son valiosos y, además, “emotivos”, una característica que refrenda su calidad, de acuerdo con Nava Echeverría.

Las siguientes son algunas de las ideas de Servando Nava Echeverría relacionadas con su más reciente publicación: “Reflexiones prácticas de La Cultura de los Valores”.

“La Ética es una disciplina de la mayor importancia, pero debe de tener un carácter útil, práctico, cotidiano, con apego a todos los asuntos que ocurren cada día”.

Aquella “Ética que aprendimos en las aulas universitarias parece que no ha tenido ninguna trascendencia, ya que si revisamos desde los tiempos de la Grecia Clásica hasta el mundo moderno, los grandes problemas han prevalecido sin cambio alguno.

“¿Por qué nos instalamos en una Ética de aula, en una ética comodina, una ética retórica, presuntiva y elitista?

“Sugerimos que los integrantes de la sociedad deben de cumplir éticamente con sus actividades cotidianas, sus responsabilidades laborales y sus obligaciones sociales. Las personas deben de observar y practicar en el devenir de su existencia los principios de:

“Honestidad, respeto, compromiso, comprensión, lealtad, puntualidad, dignidad, libertad, responsabilidad, disciplina, afecto, humildad, integridad, justicia, fidelidad, servicio, sinceridad, bondad, perseverancia, perdón”.

En el entendido que los anteriores son los valores universales, éstos, continúa Servando Nava Echeverría, “son guías que controlan la conducta humana, son verdades profundas e indiscutibles que fueron creadas desde que el hombre se organizó como verdadero Homo sapiens.

“Los principios universales actúan como brújulas personales para guiarnos a través de situaciones de peligro y también, para escalar los peldaños del éxito. Los grandes y verdaderos líderes son congruentes con sus valores, tienen una tremenda capacidad para influir en los grupos, pero siempre pensando en el bien de los demás.

“El éxito se basa en los valores. Los gobiernos, las empresas y los seres humanos más brillantes del orbe han sustentado su éxito desempeñándose con conductas éticas, ya que las personas y las organizaciones de estas características generan confianza, riqueza, desarrollo y prosperidad.

“Para considerar a los valores como las herramientas que requerimos para evolucionar y trascender, tenemos que creer en ellos”. Esto es, creer “en la honestidad, en la libertad, en el respeto, en la dignidad, en el compromiso, en la disciplina.

“¿Qué significa creer? Creer es tener fe, pero una fe activa, dinámica”, implica “hacer cosas, tomar iniciativas. La fe, sin acción, no es fe, sólo buenas intenciones o deseos desesperados de los impotentes.

“Por lo tanto, el libro ‘Reflexiones prácticas de La Cultura de los Valores’ aborda temas de la vida cotidiana intentando encontrarse con una Ética pragmática, útil, comprensible, práctica, sencilla, de utilidad, aplicándola a los temas de la vida diaria”.

 

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