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Escuela en la mañana y restaurante-bar en la tarde, ‘Coco Bongo’ atiende a 35 infantes

+ “Nosotros vamos hacer hasta lo imposible para seguir apoyando a los niños…si tú tienes ganas de apoyar, apoya”, dijo Carlos López Martínez

OAXACA, OAX, noviembre 26.- Para el matrimonio integrado por Carlos Antonio López Martínez y Nelmi Roselis Trejo, propietarios del restaurante bar Coco Bongo ubicado en la cuarta sección de Juchitán, y quienes en últimas fechas han sido un ejemplo debido a la iniciativa de impartir clases gratuitas a niños damnificados en las instalaciones de su negocio, convirtiendo al restaurante en escuela por las mañanas, la labor diaria que realizan de atender y enseñar alrededor de 35 niños y niñas, es una bendición.

Estos pequeños de entre cinco y 12 años de edad, no solo reciben la enseñanza de materias como Historia, Español, Matemáticas, Ciencias Naturales y Geografía; si no que además reciben dos alimentos diarios.

“Aquí pues le damos a los niños lo que es desayuno y la comida, llegando hay niños que desafortunadamente no desayunan bien en su casa o no desayunan y ya les preparamos su cafecito con galletas, arroz con leche, atole de avena, cereal con leche”, explica Carlos López.

Afirma que a pesar de los comentarios de algunos amigos, quienes lo cuestionan por la acción de apoyar y continuar con la iniciativa a favor de la niñez afectada -en lugar de dedicarse a su negocio- él no baja la guardia y asegura que continuará hasta que el último niño regrese a su escuela.

“Ya lo pensé  le dije y no me voy a rajar, esos niños dan bendición… pero Dios proveerá, para todos hay, siempre hay personas que se tocan el corazón y vienen y te dicen, yo te puedo apoyar con dos casilleros de huevo, bien recibidos”.

Después de la contingencia, los apoyos terminaron

Carlos López Martínez y Nelmi Roselis Trejo comentan que al principio recibían el apoyo de los centros de acopio de la sociedad civil, ya que por parte del gobierno nunca recibieron ayuda, “le hablé a unos militares y les dije, oye trae una despensas tenemos niños acá, a ver si nos apoyan con una despensa… pero pues, por el logo del negocio no nos bajaban nada aunque vieron que estaban los niños”.

Fue entonces cuando recurrió al apoyo de sus amigos, quienes aportaron víveres para los niños; sin embargo, debido a que la etapa de contingencia se dio por concluida, los apoyos ya no llegan y aunque los padres de familia hacen una pequeña aportación, ésta no es suficiente.

“Aquí pues aportamos dinero de nosotros pero ya nos acostumbramos, ahora si con ellos –los niños-, a los papás se les pide cinco pesos. Cuando llegan los 35 niños son 150 pesos, en la tortilla se nos va como 60 pesos más o menos porque son de 5 a 6 kilos de tortilla los que se consumen diario”.

En un día normal, los niños consumen tres y medio casilleros de huevos; si es pollo, hacen un gasto de alrededor de 200 pesos en carne; 60 pesos de tortilla, 94 pesos de tres kilos de tomate y dos de papa, sin contar el espagueti.

Y de tomar, normalmente les ofrecen agua de horchata, avena, naranja o esporádicamente refresco.

“Si tu estas alrededor de unos niños y tienen la posibilidad de darlos pues no te va doler sacar 100 pesos o 50 pesos… estamos acá  y ya nos ganamos el cariño de ellos y ya nos acostumbramos, ya no los vemos como si fueran alumnos, ya los vemos como si fueran mis hijos”.

Si tú tienes ganas de apoyar, apoya

Para el matrimonio de Carlos y Nelmi, el terremoto que sacudió a la región del Istmo el pasado mes de septiembre les cambió la vida y la forma de valorarla, por ello aseguran que a pesar de las carencias y el nulo apoyo, ellos continuaran con esta iniciativa de apoyar a la niñez.

“En el terremoto nos pudimos haber muerto y el dinero se hubiera quedado, pero por eso, ya nos dio un coscorrón el de arriba y nos dijo, oye que estas esperando, entonces si está en tus manos hacerlo, pues adelante”.

Carlos López Martínez lanzó una invitación a la ciudadanía, a la iniciativa privada, a las asociaciones civiles y todo aquel que se quiera sumar a esta iniciativa para contribuir con víveres y con la aportación de conocimiento o talleres gratuitos para los niños del coco bongo, pues asegura que todo apoyo será bien recibido.

“Nosotros vamos hacer hasta lo imposible para seguir apoyando a los niños y no nos vamos a rajar, si es de aquí a un año a dos años, yo creo que si…tu tiene ganas de apoyar, pues apoya, si no tienes dinero no importa, con que sea voluntario es más que suficiente”.

Olvidar el miedo y la zozobra el mayor logro de esta iniciativa

Con esa misma iniciativa de aportar conocimiento, Evelin Carrasco López imparte clases a los niños de lunes a sábado, de 8:00 a 12:30 horas, excepto los días miércoles, cuando el restaurante bar no abre por las tarde y las clases se prolongan hasta las 15:00 horas.

Para ella, el logro más grande en los niños es olvidar los momentos de miedo y zozobra que vivieron durante y después del terremoto, mediante la enseñanza y actividades de destreza, desestrés o juegos, asegura que “una mente ocupada es una mente activa”.

“Cuando yo llegue a este lugar muchos niños simplemente hablaban de la magnitud de los sismos, el temblor, no se les olvidaba los episodios, porque sales a la calle y ves las imágenes, inclusive a hasta yo. Pero estando aquí hacemos actividades, bailamos para romper la rutina el desestrés, y ellos olvidaron esos momentos”.

Así también lo explica Vivani Robledo García, quien acude diariamente a tomar clases en este pequeño espacio abierto con techo de lámina, una pared de bambú, mesas y sillas de madera…ah, sin olvidar la mesa de billar que sirve de perchero para las mochilas de los niños.

¿Aún te dan miedo los temblores?

“No tanto, porque tiemblas y o sea te vas tranquilo, porque ya estás acostumbrado a sentir un temblor chiquito a lo que paso la otra vez la otra vez.

¿Tus compañeros ya no se espantan?

“Ya no, nada más salen caminando hacia afuera”.

La escuela de Vivani fue una de las mil 140 escuelas de la región que resultaron dañadas con el terremoto, “los salones, este los de arriba se derrumbaron y los de abajo como que se rompieron a la mitad”.

El restaurante-bar se encuentra ubicado en la avenida Juárez entre las calles  Constitución y dos de Noviembre cuarta Sección Juchitán Oaxaca.

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