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Roberto Fuentes Vivar Portada Ok

La ley light sobre minería, provoca debate

Diario Ejecutivo

La aprobación, el jueves pasado de dos leyes (la minera y la aeronáutica) han ocasionado un debate interesante entre diversas fracciones de la IV Transformación, porque los resultados parecen mostrar una influencia de las cámaras empresariales que desvió el espíritu de la iniciativa presentada por el Poder Ejecutivo.

Particularmente los cambios que sufrió la Ley Minera en la Cámara de Diputados han provocado que una parte de los simpatizantes del actual gobierno considere que los legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional traicionaron el alma de la reforma enviada  por el presidente Andrés Manuel López Obrador,  presumiblemente por haber cedido a las pretensiones (y al cabildeo) de los empresarios del ramo.

En una síntesis sumaria existen tres opiniones con respecto a la aprobación de esta ley minera: la de la derecha (los empresarios, pues) que se sintieron afectados por haber sido tocados con el pétalo de una rosa; la de los diputados que la aprobaron quienes consideran que si no se transformó de fondo esta actividad sí se dieron pasos adelante; y la de muchos simpatizantes de la IV Trasformación que esperaban una reforma a fondo como la había presentado el presidente de la República.

En síntesis parece ser que la aprobada es una reforma light, a la que se le eliminaron los dientes y quedó como una ley más que protege a los empresarios, aunque sí les impone algunas regulaciones mayores a las que existían.

La Ley minero fue aprobada luego de negociaciones con la cámara del ramo, y según el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, el resultado fue presentado al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y era conocido ya por el presidente López Obrador

El caso es que votaron en favor de la ley ya con los cambios los diputados de Morena y sus aliados, algunos de Movimiento Ciudadano y hasta el presidente de la Cámara, el panista Santiago Creel, quien dijo a los reporteros que se había equivocado. En total fueron 290 votos en favor y 186 diputados en contra.

Algunos puntos en los que la ley aprobada difiere de la iniciativa presidencial son los siguientes:

La iniciativa permitía solo 30 años a las concesiones mineras y la ley aprobada les da una vigencia de hasta 80 años, muy similar al periodo de hasta 100 años con la ley actual.

Se eliminaron o flexibilizaron las causales de cancelación de concesiones en caso de daño al medio ambiente y en su lugar se imponen sanciones.

El presidente había pedido que las mineras entregaran a las comunidades indígenas parte de sus utilidades durante 10 años, se redujo a solo cinco.

Las actividades de exploración que el Ejecutivo pretendía fueran reservadas al Estado, ahora podrán ser privadas mediante convenios de colaboración.

Las concesiones de agua para minería se proponía que fueran por cinco años renovables, pero se ampliaron hasta 80 años en total. Incluso, se autorizan licencias de agua de uso minero si las empresas concentran más de 30 por ciento del acuífero.

Acerca de los desechos mineros sólo se obligará a las empresas  a trasladarlos si la autoridad puede comprobar el riesgo.

Hubo voces que gritaron ¡Hijos de Larrea! a quienes aprobaron la ley. La discusión de que las mineras evaden impuestos por 19 mil millones de pesos y que en los gobiernos anteriores hubo más de mil 600 concesiones en áreas naturales protegidas quedó en el olvido.

De hecho el diputado Reginaldo Sandoval, del Partido del Trabajo (PT), aliado del gobierno, precisó que el 62  por ciento de las minas metálicas en México no cuenta con concesiones de agua, 55  por ciento no tiene datos sobre emisiones de contaminantes, y 51  por ciento opera en acuíferos sin disponibilidad de agua.

Después de la aprobación, una de las voces de izquierda más respetadas, Violeta Núñez Rodríguez, especialista en el tema e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, representa un paso adelante, pues pone límites a las grandes empresas nacionales y extranjeras que por décadas han explotado el suelo nacional, afirmó Violeta Núñez Rodríguez, especialista en el tema e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, dijo que la ley aprobada representa un paso adelante, pues pone límites a las grandes empresas nacionales y extranjeras que por décadas han explotado el suelo nacional y aseguró que “no se trata ni de una nacionalización o una expropiación”.

Los empresarios no están muy contentos. Si bien la Cámara Minera no ha expresado aún una opinión sobre la reforma aprobada el jueves, Armando Ortega, presidente del Comité Minero de la Cámara de Comercio de Canadá en México dijo que el proceso legislativo de aprobación expedita de la iniciativa minera en la Cámara de Diputados “viola compromisos de buena gobernanza del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC)” y la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) dijo que la nueva ley afectará a por lo menos 70 ramas de la economía secundaria.

Por su parte, el senador Napoleón Gómez Urrutia (líder del principal sindicato minero) consideró que “es lamentable que en la Cámara de Diputados se haya cambiado parte central de la iniciativa de Ley Minera propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que iba encaminada a modernizar el sector y acabar con excesos de las grandes empresas”.

A su vez, Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República y representante de Morena, comentó que en las comisiones de Minería y de Estudios Legislativos  (que tendrán que elaborar el dictamen, luego de que la Ley Minera fue enviada a esa cámara) se decidirá libremente si se le hacen enmiendan a la ley, pero dijo que no es recomendable que se le dé fast track.

Aquí la pregunta inminente es ¿regresará el Senado a la versión original enviada por el presidente de la República? Y otra más: ¿están contentos todos los simpatizantes de la IV Transformación con la ley aprobada?

Haiga sido como haiga sido, la realidad es que la versión light aprobada dista mucho de la iniciativa presidencial, porque los cabilderos empresariales parecen haber logrado su objetivo.

Dice el filósofo del metro: las transformaciones a medias se convierten en comedias.

Roberto Fuentes Vivar

Columnista y periodista fundador del UnoMásUno y la Jornada. Estudió Periodismo en la reconocida escuela Carlos Septién García y cursó la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente es periodista independiente, conocido como “El Filósofo del Metro”.

Colaborador desde el 6 de marzo de 2022.

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