EXPRESIONES.- Reconocer los errores o las limitaciones en el ejercicio de responsabilidades de gran envergadura, puede ser un signo de honradez profesional, pero también una postura cínica que evidencia a uno de los tres Poderes del Estado, en este caso, el Legislativo.
Miembros de la LXI Legislatura Estatal, entre ellos la presidenta de la mesa directiva, Eufrosina Cruz Mendoza, reconocieron que en el primer año de ejercicio legal no hubo agenda ni cohesión, sino que privó el desorden, aduciendo que todo se debió porque la Junta de Coordinación Política, a cargo del priista Martín Vásquez Villanueva, no entendió sus facultades y eso “no ha permitido las transformaciones jurídicas que esperan los oaxaqueños”, por lo que reconocen que “no han sabido estar a la altura de las expectativas ciudadanas”.
Tenemos diputados de tercera o más bien dicho, no tenemos diputados en la LXI Legislatura estatal.
Con ello se puede uno explicar las barrabasadas jurídicas que siguen cometiendo al aprobar una Ley Orgánica que no funciona y que es una muestra del autoritarismo del Ejecutivo estatal, así como su injerencia política para acomodar leyes y reglamentos a modo de un nuevo gobierno.
¿Cómo justificar tantas limitaciones o negligencias?
Porque los “sinceros” diputados que ahora reconocen sus carencias, bien que han disfrutado de las dietas y las mieles del poder, o qué: ¿estarán pensando resarcir a los electores que los llevaron a la Cámara devolviendo sus emolumentos o haciendo obras en sus distritos?
El reconocer que “no están a la altura de las expectativas del pueblo”, más que sinceridad u honestidad, es otra desgraciada forma de enardecer nuestro hartazgo social.
Y si esto es el Gobierno del cambio, no hay duda, “salimos de Guatemala, para entrar a Guatepeor”.
Oaxaca de Juárez, Oax., jueves 1 de septiembre/2011
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