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Busca Sola de Vega romper con intermediarios para expender buen mezcal

OAXACA, OAX., octubre 23.- Desde Sola de Vega, el mezcalero emblema de la región, Luis Méndez, habla de lo que no se habla sobre el mezcal en las ciudades.

Porque de mezcal y maguey se está hablando en las urbes, de la capital de Oaxaca a la de San Luis Potosí, pasando por la ciudad de México o Tijuana, pero yendo también a Nueva York, Estados Unidos, y Berlín, Alemania.

Sea en encuentros y congresos de comercializadores y productores o de investigadores y científicos universitarios, en las mezcalerías de los circuitos culturales, en las universidades e incluso en la XXXIII Feria Internacional del Libro de Oaxaca que se efectuará del 2 al 10 de noviembre próximo, edición donde la literatura y el mezcal será uno de los temas centrales.

Pero Luis Méndez expone en entrevista puntos cruciales que en otros ámbitos se están ocultando o evadiendo.

—Luis, al parecer los mezcaleros o palenqueros y sus comunidades se mantienen igual que antes y los que están creciendo son, otra vez, los distribuidores, las mezcalerías, los comercializadores.

—Los niños bien— acota mordaz.

—¿Cómo ves la problemática?

—Ahorita lo central es el flujo de maguey de Oaxaca a Jalisco porque eso está alterando el precio de la planta y del mezcal.

“Pero de lo que no se habla es de que hay como una plaga de gente del gobierno y de instituciones que llega, por ejemplo, a nuestra región de Sola de Vega, investiga, recolecta y supuestamente ayuda, pero de repente se convierte en una especie de agente y se mete a la jugada de la comercialización”.

En Sola de Vega se elabora un mezcal de variedades de magueyes silvestres. Constituye una de las regiones que cuenta como mayor diversidad de éstos, así como de los cultivados y semicultivados.

Hace varios años, cuenta Luis Méndez, inició un proyecto para conservar específicamente el maguey silvestre tobalá. Y a partir de ahí se abrió el abanico.

Actualmente, la región cuenta con un plan de manejo muy propio que no requiere en absoluto de la intervención de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la Secretaría de Economía (SE) o la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Se cuenta con áreas protegidas que están a cargo de productores que colectan semilla e instalan germinadores, sin que les resulten tan importantes los números. A la fecha, se tiene en multiplicación 18 especies, de las cuales se están recuperando entre ocho y diez.

“Tuvimos la experiencia —continúa Luis Méndez— con una empresa. Llegaba, te pagaba de la jodida y a destiempo, pero en Internet encontramos que estaban vendiendo una botella a mil pesos”.

Se rompió con esa relación y se está tratando de no valerse de los intermediarios. “La situación del mezcalero está amolada. La estrategia que se planea es la de ‘acuerparse’ entre productores de mezcal y maguey”.

Otro problema es que “con sus proyectos el gobierno ha promovido mucho la especie Espadín y eso nos ha provocado demasiadas broncas. Por ejemplo, no se está dejando que ese maguey complete su ciclo; es decir, se incentiva sólo la reproducción vegetativa y no la sexual, lo cual causa que pierda su diversidad y, por lo mismo, sea muy frágil en relación con las plagas y enfermedades.

—Para pronto, ¿los productores son los que deberían de tener sus puntos de venta en las ciudades?

—Así es. Se necesita que participen en el producto final. Es difícil, porque por ejemplo, los muchachos bien, pues estudiaron comercio internacional en la Ibero, ese es su trabajo, pero no pueden cultivar, nosotros sí, mas no sabemos realizar lo que ellos hacen: diseñar una marca o desarrollar una campaña de “marketing”. Lo que se requiere es una alianza más simétrica en los precios, porque la ganancia se está quedando en el lado de los comercializadores, además que el aspecto fiscal está muy cabrón también.

Ahorita todos son capaces de vender mezcal, “hasta un campesino con sus huaraches y su charro negro. Pero finalmente, el importador quiere llevarse siempre la tajada más grande. Los comercializadores vienen a Sola de Vega por el mezcal y a la gente que les compra les dicen que es de ellos: en su ámbito no existen ni el campesino ni las variedades silvestres”.

Prosigue Luis Méndez: “la tendencia correcta sería que los productores fueran más protagonistas y que no se quedaran solamente en la producción primaria. Pero todo está como muy acosador. Parece como si el campesino deja el palenque que ya no es pintoresco”.

—Están requisitando mezcales de magueyes silvestres en el Distrito Federal: ¿no es una táctica para promover ciertas marcas?

—No obstante que nos mantenemos en la producción de mezcal, hemos estado siguiendo toda la situación por muchos años y hemos visto los ciclos: la oferta de materia prima cuando no vale —90 centavos el kilo de maguey no es un precio— y cómo ha repuntado el mercado últimamente.

“Pero también nos hemos dado cuenta que el flujo de maguey hacia Jalisco puede tener otro fin, porque el mezcal está repuntando, pues. Sea una cosa u otra, esta situación desbalancea y enfrenta a la gente. En el Encuentro Agave México/ Presente y futuro —efectuado en la Ciudad de Oaxaca en días pasados— hubo personas con posiciones muy encontradas, y no se diga en el campo”.

Por ejemplo: los comercializadores “pagan de la jodida, meten gente a cosechar y el señor de la tierra ya nada más recibe una lana”.

Otro aspecto que “se me hace muy extraño es que estén vigilando a los magueyes silvestres”.

—La productora de mezcal Graciela Ángeles Carreño hablaba de “cazadores de mezcal” que están yendo a los diferentes pueblos, prácticamente se apropian de un palenque y el mezcalero sólo les maquila, provocan que se pierda la calidad de la bebida y la pagan a muy bajo precio, pero la venden muy caro en las ciudades.

—Así es. El palenquero está utilizando plantas plagadas y quemadas, porque llega el comercializador con el billete y hay que cumplirle. Pero además éste tiene un esquema muy invasivo y agresivo. Puro chavo así, niño bien, que llega y habla muy así y al rato el productor ya le firmó y ya se fregó. Está entrando mucha gente de este tipo en Sola de Vega.

Estos comercializadores, repito, “están pagando de la jodida, pero como están con el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal (Comercam), los verificadores casi están a su servicio. Está pasando lo mismo que lo que le criticaban a Chagoya, eso de que llegaba sonaba el dedo y hacía que el verificador fuera al palenque que quisiera”.

Y “sí, está cayendo mucho la calidad del mezcal”.

—Tanto que se ha hablado de la cultura del mezcal de las comunidades originarias, pero al parecer no se está transmitiendo a las ciudades…

—No. Por varias cuestiones. Por ejemplo, los niños bien no promueven esa cultura del mezcal: encuentran algo y como que lo ocultan, no quieren que otros vayan y que el palenquero tenga dos o tres compradores, porque esos comercializadores buscan exclusividad.

Otra cuestión: “hace un tiempo la revista ‘México desconocido’ dedicó un número al mezcal. Y cuando abres la publicación, lo primero que ves es una pinche máquina. Ay güey, ¿y esto? A lo mejor la máquina financió la revista o qué carambas. Supuestamente Sola de Vega es la región donde puedes encontrar los mezcales artesanales entre los artesanales, y primero ves una maquinota en esas páginas. No sé si haya sido deliberado o si a los fotógrafos de ‘México desconocido’ les atrajo más la pinche máquina.

“Me parece que es un despropósito total que haya aparecido en primer lugar esa máquina, si en Sola de Vega hay palenquitos que tienen sus ollitas, traen el agua en canales de madera y machucan a golpe de mazo. Pero está allá, en las comunidades, y eso no se está transmitiendo, no se está dando a conocer”.

—¿Cómo ves el quehacer de los científicos respecto al mezcal?

—Hay de todo. Algunos muy dedicados, como Abisaí García —prácticamente un sacerdote del maguey— y Patricia Colunga. Mas por ejemplo, el Conacyt lanza convocatorias y otorga recursos, pero me he dado cuenta que mucha gente vive de eso.

“Hay muchos vivales. En Sola de Vega ahorita hay tres proyectos, y yo veo que la gente anda en unas camionetotas a todo dar, aunque, bueno, tampoco van a andar a pincel, pero lo que quiero decir es que meten proyectos y no llegan los recursos a donde deberían. Luego llevan gente y la presentan, y hacen sus reportes, pero reportan algo que no está pasando ahí. Me refiero a los técnicos y a las agencias.

—¿Y las mezcalerías?

—Hay muchas. Al rato va a haber una en cada esquina. Creo que la mezcalería que te ofrezca más mezcales es la que puede tener más broncas por el asunto de la certificación. Ahorita la Procuraduría Federal de Consumidor (Profeco) está fuerte sobre el sello del Comercam y el de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Han proliferado las mezcalerías, pero de repente igual decae la calidad, porque el productor no siempre te entrega la misma, también te chafea: la primera vez te da un mezcal bueno, pero la siguiente no, y así. Eso es arma de dos filos. Lo mejor es conocer bien el pueblo y a tu productor para que tengas la garantía de que siempre vas a tener un buen mezcal.

 

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