OAXACA, OAX., noviembre 13.–Realizado al alimón entre el espacio cultural local El Rincón de Sabina (5 de Mayo 204, Centro) y el taller de serigrafía 75 Grados ubicado en la legendaria colonia Obrera de la Ciudad de México, Process Ediciones es un proyecto inédito en Oaxaca y, quizá, el país.

No sólo por el fomento a la gráfica, el diseño y la ilustración sino, sobre todo, por la apuesta a esos jóvenes emergentes a los que no se les da oportunidad y a los viejos maestros del arte olvidados aquí y allá, en Aguascalientes, San Luis Potosí y Oaxaca, verbigracia.

Arturo Negrete, creador y responsable del taller de serigrafía 75 Grados, emblema nacional del oficio en el que lleva 37 años, expone para E-Oaxaca (www.e-oaxaca.mx) que “ahora las paredes del mundo son jóvenes y vamos a intentar que en Oaxaca luzca la gráfica, el diseño y la ilustración, porque no todo es pintura o eso a lo que nos han acostumbrado”.

Para este serigrafista, “embajador de la gráfica en todo México”, los jóvenes “no necesitan terminar la escuela para entrarle a aquélla o a la ilustración. No; de una vez”.

Aunque parezcan niños y, por eso, “las galerías no crean en ellos y ni siquiera vean sus trabajos”.

El otro fin al que le apuesta el proyecto de marras consiste en encontrar a maestros del arte olvidados, apoyar la producción de su obra y darla a conocer, como en el caso de José López, de San Luis Potosí.

La idea es ir a Aguascalientes, por poner el ejemplo próximo, y preguntar, preguntar y preguntar hasta hallar a ese tipo de personajes, explica el oaxaqueño Alejandro Martínez, creador de El Rincón de Sabina, otro joven viejo especialista en el oficio de la serigrafía con 27 años de experiencia.

El objetivo último es producir, por ejemplo, 100 ejemplares de libros de serigrafía sobre poemas, música, dibujo, fotografía, gráfica, ilustración.

Como el que editaron y publicaron de la insigne Pascuala Corona el taller 75 Grados y Process Ediciones, sobre el cual muestran y explican el procedimiento Arturo Negrete y Alejandro Martínez: un cuentacuentos trabajó con un grupo de niños y con base en lo que entendieron de una parte de un cuento respectivo, éstos realizaron un dibujo, y con ello aquella maestra conformó el libro correspondiente.

La meta específica es editar libros similares con un músico de 80 años que tenga en su haber sus partituras, mismo que puede ir acompañado de dibujos de algún familiar suyo, o con algún joven emergente que ilustre poemas, digamos.

A fin de contar con piezas para venta que sirvan como cierta base para el proyecto que queremos realizar, aclara Alejandro Martínez, contamos con el apoyo de artistas plásticos como Tomás Pineda, quien comparte con nosotros su trabajo para publicar coediciones con ese objetivo.

“No queremos ser los superhéroes de los chavos, ni ‘rescatarlos’, sino dar oportunidad a quienes toquen la puerta, sean diseñadores, ilustradores, fotógrafos, amas de casa, niños. No nos fijamos un estándar ni ciertos límites. Somos incluyentes”.

Si “tenemos tres pesos o cinco, eso vamos a poner –enfatiza Arturo Negrete–, así comenzamos y a ver qué sale. No es un proyecto trampolín ni pretendemos eso de ‘rescatar’ o ‘impulsar’. Apoyamos con alegría y ya”.

Porque “yo digo que los artistas que tengan oficio, más de 15 años en él, deben de enseñar, tienen que cumplir con tal compromiso con la sociedad a huevo. Luego no lo hacen porque, ‘ay, yo inventé esto, yo lo hice’, y se esconden: eso es muy malo para el país”.

–Suena muy interesante ese compromiso, sobre todo si pensamos en el México violento y convulso que hoy vivimos y en el hecho de que luego los artistas nada más andan pensando en la fama– se le plantea a Arturo Negrete.

-Cuando lleva uno muchos años en lo suyo, ya no le mueve la fama, ya no pierde el tiempo en eso. Más si nos damos cuenta que, con la Internet, el mundo se volvió muy chiquito y está viendo lo que pasa en México, al igual que el país observa lo que sucede en el planeta entero.