MÉXICO, D.F., diciembre 2.- El 1° de diciembre se conmemoró el Día Mundial de la Lucha contra el Síndrome de Inmuno-Deficiencia Adquirida (Sida), fecha que se definió durante la Cumbre Mundial de Secretarías de Salud de 1989, como consecuencia del surgimiento del primer caso de esta enfermedad a principios de la década. Desde entonces, la fecha la han adoptado gobiernos, organizaciones internacionales y de asistencia social en todo el planeta, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el propósito de reducir los casos de VIH/SIDA y de mejorar la vida de los pacientes seropositivos.

La Agencia de las Naciones Unidas para el VIH/Sida (ONUSIDA) lanzó una estrategia para el periodo 2011-2015, cuya intención ha sido revolucionar la prevención del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), catalizar el tratamiento, la atención y el apoyo y avanzar en la promoción de los derechos humanos y la igualdad de género de los pacientes. En 2016, se lanzará una nueva estrategia que dentro de sus objetivos buscará poner fin a la epidemia del SIDA para 2030.

Se debe tomar en cuenta que el VIH es el virus que da origen al Sida, por lo tanto, las personas que lo contraen se vuelven portadoras y desarrollarán el síndrome, el cual ataca el sistema inmunitario y debilita los sistemas de vigilancia y defensa contra las infecciones y algunos tipos de cáncer. A medida que el virus destruye las células inmunitarias y altera su función, la persona infectada se va volviendo gradualmente inmunodeficiente.

Según datos de ONUSIDA, en el mundo hay cerca de 36.9 millones de enfermos de VIH, de los cuales sólo 15 millones tienen acceso a tratamiento. Tan sólo el año pasado, 2 millones de personas contrajeron la enfermedad y 1.2 millones de portadores murieron por enfermedades relacionadas con el Sida. Se estima que se necesitarán $29,300 millones de dólares para seguir tratando y combatiendo esta enfermedad de 2020-2030.

En un panorama global, el África subsahariana es la región más afectada. Uno de cada 20 adultos está infectado por el VIH y el 69% de la población mundial VIH-positiva habita en esta región. Aunque no existe una cura para la infección, los pacientes pueden mantener controlado el virus y llevar una vida sana y productiva si siguen un tratamiento eficaz con fármacos antirretrovíricos.