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A casi 100 años de la muerte de Don Porfirio

EXPRESIONES.-Estamos a escasos 4 años de que se cumplan 100 años de la muerte de Don Porfirio Díaz Mori, recordado siempre como El Soldado de la Patria, nunca reconocido como uno de los mejores Presidentes de la República que hemos tenido.

Junto con Don Benito Juárez García, son la esencia de un país de contrastes, de carencias y vicisitudes que no encuentra sendero y porvenir, si no es a través de mentes lúcidas como la de los dos oaxaqueños más excelsos.

El prócer de Guelatao ha sido encomiado hasta un paroxismo político, pero su obra sobrevive más en el discurso que en las acciones de quienes veneran su memoria.

Pero Don Porfirio Díaz está rodeado de un estigma de desagradecimiento a su esfuerzo como visionario de un México próspero y autosuficiente en el que no pudo sustentarse la equidad y la justicia porque el progreso rebasó la endeble educación de los propios y acicateó la ambición de los extranjeros, siempre al acecho: “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, no fue un epitafio, fue una sentencia que había de superar y que sigue pendiente.

Sin embargo, tanto Benito Juárez como Porfirio Díaz sintieron apego al poder, uno para defender la soberanía del país y el otro para lograr su crecimiento. ¿Lo segundo es menos que lo primero?

Nunca, porque las obras ahí siguen, ahí están, como muestra de su amor por México y como una prueba de su visión estadista.

Esto dicho en palabras de un oaxaqueño, puede sonar mal. Sin embargo, quiero hacerles de su conocimiento las palabras de un mexicano (del Distrito Federal), que como muchos otros más están conscientes de que a Don Porfirio Díaz Mori se le debe un reconocimiento a la altura de su figura y de sus aportaciones al México moderno.

Alejandro escribió así en un comentario del periódico El Universal: “Porfirio Díaz ha sido el último (y quizás el único) gran gobernante de México. Sus grandes obras siguen hablando por sí solas a más de un siglo de su gobierno. Nunca como Don Porfirio Díaz, México tuvo un nivel económico tan alto, que hasta el peso valía más que el dólar. El orden, progreso y cultura (a pesar del alto nivel de analfabetismo en la clase baja) estuvieron en su nivel más alto. Aun a pesar de los latifundios, las tiendas de raya y de sus desgracias, el campo mexicano no ha podido recuperar la productividad de entonces. El reparto de tierras y la pequeña propiedad solo han traído desorganización, abusos y miserias a los campesinos”.

Controversial opinión, sin duda, pero antítesis de una realidad que hoy sufrimos bajo una modernidad aparente.

Yo sólo me pregunto: ¿Qué hacen los restos de Porfirio Díaz, todavía en Paris?

No es el reconocimiento a un simple oaxaqueño, sino un acto de elemental justicia.

Eso que hoy nos evidencia y nos ubica como un país perdido en la demagogia, con las mismas injusticias y enmarañado en los mismos conflictos y rezagos de siempre.

Juárez y Díaz dos próceres incomprendidos, uno con gloria y el otro, todavía sin ella.

Oaxaca de Juárez, Oax., sábado 2 de julio/2011.

rampuga@prodigy.net.mx confusiopuga@hotmail.com

 

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