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La pornografía es libertad sexual; la pederastia, un delito que castigar: Francis

OAXACA, OAX., febrero 7.−No hay que confundirse: la pornografía constituye “un ejercicio de libertad sexual y es para calentarse”.

Mientras que la pederastia “está relacionada directamente con un delito, el más terrible abuso de poder –porque lo ejerce un adulto sobre un niño−, una industria de tráfico de menores de edad que hay que perseguir, desmantelar y castigar”.

Son dos cosas distintas, y punto, afirma al respecto Ana Francis Mor, una de Las Reinas Chulas, quien vino a Oaxaca a presentar su libro “Manual de la buena lesbiana 2” (Ediciones Chulas) en varios foros.

Hoy, a las 19 horas, en uno más: la Biblioteca Henestrosa (Porfirio Díaz y Morelos, Centro), acompañada del escritor Fernando Lobo y de Adriana Bernal, directora de Ediciones Chulas, así como de Saúl López Velarde, Tlacatécatl Flores, Joel Bulmes, Intandehui Méndez y Liliana Alberto, quienes escenificarán un performance.

Ambos temas, el de la pornografía y la pederastia, vienen a colación por varias aristas actuales: el que Las Reinas Chulas del Teatro Bar El Vicio, de Coyoacán, Distrito Federal, estén cuestionándose y delineando aspectos que son vanguardia para la segunda revolución sexual que está por venir a nivel mundial.

El hecho de que, como apunta Naief Yehya, vivamos en una “sociedad pornificada” que es un “ejercicio de libertad sexual” –como sostiene Ana Francis−, pero también un mercado y una doble moral que todos aprovechan.

Desde transnacionales de prestigio en telecomunicaciones que ocultan sus activos de cine porno bajo otros giros, hasta los deslices de los programas mañaneros, de mediodía o nocturnos del duopolio televisivo mexicano.

Y desde luego, por otro lado, los escandalosos e impunes delitos sexuales de la Iglesia católica y los políticos poderosos: sea las sospechas que pesan sobre los cardenales Mahony y Norberto Rivera respecto de la fuga, en 1989, de Nicolás Aguilar, acusado de abuso sexual de menores.

O sea la acusación y aprehensión del cura de Villa Alta, Sierra Norte, Gerardo Silvestre Hernández, por delitos de pederastia y su posible encubrimiento por parte de jerarcas de la Iglesia católica oaxaqueña. Un tema sobre el cual se ha guardado ominoso silencio.

−¿Coincidirías en que la pornografía es mercado y la pederastia un delito que se relaciona con la política y que, por lo común, queda impune?− se le plantea a Ana Francis.

−Son dos cosas distintas. La pederastia tiene que ver con un delito, el abuso de un adulto sobre un niño, una industria de tráfico infantil, un ejercicio de poder terrible que hay que perseguir, desmantelar y castigar con toda la ley y el apoyo de las fuerzas sociales.

“La pornografía es un ejercicio de libertad sexual relacionado con dos subtemas. Sí, está ese asunto de la doble moral, que en México es fuerte… pero sería padrísimo que el trabajo sexual, la pornografía, ocurrieran con libertad y buenos salarios, sin discriminación, igual que cualesquiera otro empleo: en particular, yo defiendo el derecho de cada persona de hacer con su cuerpo lo que se le dé la gana.

“Hay un movimiento muy interesante de pornografía hecha por mujeres; en el Teatro Bar El Vicio, el de Las Reinas Chulas, fuimos parte de un primer Festival de Cine Porno desde la mirada femenina, en el que las escandinavas son punta de lanza.

El asunto es que hoy nos estamos cuestionando, explica Ana Francis, el porqué el objetivo del cine porno tiene que ser excitar únicamente a los hombres y no a mujeres, a todas las personas. De forma tal que no sólo muestre una manera de accionar ni tampoco una relación de poder.

“La mirada femenina del cine porno, que es para calentarse y ya, está cuestionando y proponiendo cosas muy interesantes, infinidad de posibilidades que no habíamos experimentando.

“El discurso cultural dice que los que necesitan calentarse son los hombres; mientras que a las mujeres, la verdad, no se les permite. Pero lo cierto es que a todas las personas nos gusta excitarnos, y el cine porno puede ser una muy buena opción”.

Dentro de la pederastia, prosigue Ana Francis, también hay varias cuestiones: “por una parte, el lado de la Iglesia, que tiene buena cola que le pisen, pues hay como toda una industria del tráfico de niños que involucra a pederastas de ella y a políticos”.

La pederastia “es un delito que perseguir, castigar, desmantelar. Sobre eso debemos cuestionarnos, preguntarnos qué está ocurriendo”.

La pornografía y la pederastia “son dos cosas distintas. Y punto”.

 

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